Seis seminaristas ordenados diáconos
Por la llegada de San José el cardenal Omella ordena seis nuevos diáconos para servir a la archidiócesis de Barcelona
Es San José. Patrón de los seminaristas. Un año más la Sagrada Familia hizo un pleno para recibir las ordenaciones diaconales de Carlos Bosch, Alberto Para, Carlos Pérez, Pablo Pich-Aguilera, Antoni Vidal i Agustí Vives. Estos son los nombres propios de una celebración que reunió a 170 curas y diáconos, concelebrantes, y presidió por el cardenal Omella.
«Recibir el diaconato es entrar en el camino del servicio tal como el Señor nos lo enseñó y como Él mismo lo vivió». Aseguraba Omella que posaba la familia ante todo. «Ella ha estado, y es, la buena tierra donde germina la semilla que Dios ha depositado en vuestros coros». Una celebración donde no quiso faltar nadie. Ni los dos obispos auxiliares, ni tampoco el rector del seminario Mn. Felip-Juli o el rector de la basílica gaudiniana Mn. Turull.
El rito de ordenación diaconal
Les ordenaciones diaconales constan de diferentes ritos y liturgias. Como la liturgia de la palabra, la de la ordenación, también la de la eucaristía. Para llegar al rito de la comunión y finalmente, el rito conclusivo.
«Sentí la llamada de Dios de joven. No fue con grandes señales sino desde el silencio interior» Toni Vidal
Es justamente en la liturgia de la ordenación, en que los ordenandos se acercaron al arzobispo de Barcelona. Allá le dijeron: «Ya estoy Aquí» dónde, seguidamente hicieron una reverencia.
«Descubrí mi vocación tratando de ser feliz, cuando me encontré en el camino de Santiago» Carlos Pérez
Más tarde, se llegó a la promesa de los escogidos que dio a la letanía donde los jóvenes seminaristas, se postraban en tierra. Allá el Señor Cardenal los hizo la plegaria de ordenación.
«Me resistí hasta que descubrí que lo único que buscaba el Señor era llenarme el corazón y no arrebatármelo» Carlos Bosch
Justo después, llegaba el momento de la imposición de la estola y el revestimiento con la dalmática. Un momento importante por los seis futuros diáconos. Posteriormente, recibieron el abrazo de paz por parte del arzobispo y los diáconos.
«Mi vocación nace de una familia católica, un colegio donde se ha trabajado la fe, con una preocupación por la situación social, política y religiosa del mundo» Pablo Pich
Después de la liturgia de la eucaristía y el rito de la comunión. Un momento donde los jóvenes ayudaron con la preparación del altar, se daba a rito conclusivo. Allá pudieron recibir el calor de los feligreses.
«Evité mi vocación porque no quería ser sacerdote. La conversión me llegó a los 19 años con inquietudes pero después de un discernimiento entré al seminario» Agustí Vives
Entre abrazos y saludos, los jóvenes diáconos viven con felicidad este nuevo peldaño. Ahora, los queda menos para llegar a su objetivo inicial: el sacerdocio.