Ricard Rodríguez: «Intentamos ser el hogar lejos del hogar, para la gente de mar»
El director del Apostolado del Mar de la Archidiócesis de Barcelona explica la asistencia a los marineros y llama a atender la periferia del mundo de la mar

Este año, el Plan Pastoral Diocesano de la Iglesia de Barcelona invita a vivir el eje de la pobreza. Entender y saber donde está presente la llamada de los hermanos más vulnerables y cómo apoyar y acogerlos. Esta semana el director del Apostolado del Mar de la Archidiócesis de Barcelona Mn. Ricard Rodríguez, explica el servicio que ofrece Stella Maris a los marineros y trabajadores de la marina mercante que llegan al Puerto de Barcelona.
Mn. Ricard Rodríguez, después de muchos años como capitán de marina mercante navegando por medio mundo, casado y con hijos, «sintió la llamada de Dios». Así, assegura que «encontré mi respuesta en el diaconado permanente, y mi salida fue a Stella Maris, donde llevo 37 años, y me siento muy a gusto».
Acogida al forastero
Stella Maris es el nombre con el que los marineros y trabajadores portuarios conocen del Apostolado del Mar, que ofrece un servicio de vivienda, transporte, atención religiosa y de información. Tal como explica Mn. Rodríguez, «queremos que sepan que tienen aquí un punto de referencia y que ante cualquier problema les daremos una mano». «Queremos ser el hogar lejos del hogar para aquellos que están en un lugar desconocido y extranjero».
Según expone, una de las tareas más «genuinas» es el hecho de ir a recibir todos aquellos barcos que llegan para atenderlos y darles la bienvenida a la ciudad y ponerse a su disposición. «Queremos ser el hogar lejos del hogar para aquellos que están en un lugar desconocido y extranjero», asegura.
Una periferia ignorada
Desde su posición como el director del Apostolado del Mar, hace un llamamiento a la sociedad, para que entienda que «el mundo de la mar es una periferia por excelencia». Una periferia con personas ignoradas que necesitan asistencia social y pastoral », explica. «No son ni feligreses de una parroquia ni habitantes de una ciudad. Sufren una gran pobreza afectiva, pobreza de no sentirse considerados», añade.
En la misma línea, Mn. Rodríguez invita a la Iglesia a reflexionar y ser consciente de que existe la gente de mar y que necesitan una acción pastoral. «La sociedad debe entender que tras el pescado que come y las mercancías que recibe está el esfuerzo de unos pescadores». «Estos tripulantes, son personas que llegan en un puerto con unas necesidades humanas. Por lo tanto, la comunidad y la sociedad debe facilitar todos los medios posibles para garantizar a estas personas la asistencia que requieran».