Primer homenaje a la figura de Pere Casaldàliga en Barcelona

Se trata del primer acto presencial, después de su muerte el pasado 8 de agosto, dedicado a la vida y causas del «obispo de los pobres», a través de canciones y de sus poemas

El claustro de la parroquia de Santa Anna ha acogido el primer acto presencial que se ha podido hacer en Barcelona en homenaje al obispo Pere Casaldàliga, traspasado el pasado 8 de agosto. «Es un homenaje dedicado a todas sus causas. De los indígenas, de los pobres, de la tierra que clama ahogada por el maltrato que le damos. Él es un buen profeta de nuestros tiempos y nos tenemos que inspirar en su capacidad de resistencia con ilusión», ha asegurado el coordinador del acto, Mn. Xavier Morlans.

El homenaje, sencillo pero lleno de fuerza, ha enlazado canciones relacionadas con la vida y obras del obispo de los pobres con la recitación de poemas escritos por el mismo Casaldàliga. Unos meses después de su muerte, se ha podido rendir homenaje al obispo que dedicó toda su vida a los más vulnerables y que aconteció una figura relevante dentro de la Iglesia catalana y del mundo.

Obispo Pere Casaldàliga

Pere Casaldàliga era obispo de la Prelatura –diócesis- de São Félix do Araguaia, en la Amazonia brasileña. Nacido en Balsareny el 1928, marchó a Brasil el 1968 lugar donde vivió el resto de su vida. Allí trabajó con campesinos sin tierra y pueblos indígenas; además, se enfrentó a terratenientes y multinacionales, denunciando por primera vez la situación del Amazonas.

Las raíces en Cataluña

Hijo de campesinos de Balsareny, el religioso claretiano fue ordenado en la España franquista. A lo largo de su vida, impulsó cambios en todos sus destinos. La opción por los más vulnerables hizo que Casaldàliga no volviera nunca más a Cataluña. Aun así, la «cordura y el arrebato» lo han acompañado desde la cuna.

La vida en el Brasil

Con 40 años se marchó de misiones al Amazonas, lugar donde ha acabado siendo una figura capital en la lucha contra los terratenientes y en la defensa de los derechos de los pueblos más humildes. Allá, Casaldàliga y su equipo han construido una Iglesia abierta, plural, comprometida y consecuente.

Con su lucha se ganó amigos y enemigos, amenazado de muerte diversas veces vivió una vida ligada a la detención y la tortura de sus personas más cercanas, incluso el martirio de alguno de ellas. El obispo de los pobres luchó toda su vida junto a los campesinos más humildes, de los sin tierra y de los Pueblos Indígenas del Brasil, país donde murió el pasado 8 de agosto con 92 años.

¿Te ha interesado este contenido? Suscríbete a nuestro boletín electrónico. Cada semana, la actualidad de la Iglesia diocesana en tu correo.

Te interesará ...