Los obstáculos de la comunidad turca
ons. Bizzeti: "A pesar de no poder construir parroquias en Turquía, crece el número de católicos"

Esta semana, el reportaje de Rome Reports nos habla sobre la comunidad católica de Turquía. En los últimos años, este pequeño grupo no ha parado de combatir impedimentos para vivir con tranquilidad la propia fe. Esto se debe en gran parte, a la falta de personalidad jurídica, por la que la Iglesia no tiene la posibilidad de construir nuevas parroquias, escuelas o centros juveniles.
Aumento de los cristianos
En referencia a la situación que se padece, el vicario apostólico de Anatolia, Mons. Paolo Bizzeti, lamenta la falta de sacerdotes y catequistas. Debido a este número reducido de pastores, se incrementa cada día el número católicos locales y refugiados que hay que atender. Ahora bien, Bizzeti asegura que «a pesar de ello la comunidad que crece». Este crecimiento se percibe «porque hay muchas personas que emprenden la catequesis en todas nuestras parroquias». Por eso asegura el vicario que el problema radica en «la falta de operadores pastorales «.
Pocos pastores, poca atención
Mons. Paolo Bizzeti es el Vicario apostólico de Anatolia, es decir, un obispo para los católicos turcos que representan apenas un 0,2 por ciento entre más de 80 millones de personas. Ahora esta comunidad cuenta con miles de refugiados cristianos a los que difícilmente pueden prestar una adecuada atención más allá de la primera ayuda básica.
De la necesidad de más pastores, deviene la preocupación de que los católicos vayan en descenso. «Yo, cuando no tengo un sacerdote para una parroquia como, la iglesia más cercana está a 200 kilómetros a 300 kilómetros, explica Bizzeti.» Quiere decir que esta comunidad acabará desapareciendo», se lamenta.
Debido a la situación que hay, el vicario explica que muchos buscan un nuevo lugar para vivir. «Quieren irse de Turquía e ir a Europa, Canadá, Estados Unidos o Australia pero, por desgracia, Occidente está cerrado». Esta realidad choca con otra problemática, de cómo «las comunidades cristianas están cerradas a estos refugiados y esto es otro drama para ellos y para los cristianos locales». «Estos no entienden por qué sus hermanos y hermanas no les abren las puertas en estos momentos tan difíciles de sus vidas «, explica.
Mirada indiferente al sufrimiento
Monseñor Paolo Bizzeti lamenta la suerte de estos refugiados cristianos. Es así que muchos de ellos viven atrapados en Turquía después de haber escapado del Estado Islámico en Siria e Irak, y sin posibilidad de volver a sus países o emigrar. En esta línea, dice que «se necesita una doble sensibilización». Recalca por una parte, una atención a la política. «Es inaceptable que un cristiano, un católico en Italia, vote por partidos que expulsan los inmigrantes», explica. Por otra parte, Bizzeti considera «inaceptable que las comunidades cristianas no ayudan también enviando personas, operadores pastorales, porque es una injusticia esta distribución de los recursos humanos dentro de la Iglesia».
Controversia entre oriente y occidente
En Turquía nació San Pablo y es uno de los primeros lugares donde se extendió el cristianismo. Mientras que los cristianos orientales tienen muy claras sus raíces y su misión, monseñor Bizzeti asegura que los de occidente «se han acomodado y se negaron a recibir la riqueza de estas iglesias personificada en sus cristianos».
En relación a su preocupación, destaca como le preocupan tanto los occidentales como los de oriente. «Yo lo siento tanto por los cristianos de Oriente como los de Occidente. Los veo cerrados, con poca energía, mientras que nuestras comunidades están llenas de energía. Es decir, una fe fuerte, sometida a la prueba, pero quizás estamos demasiado acomodados. Somos una Iglesia rica de personas y medios. Para nosotros es complicado incluso imprimir un libro «.
El vicario apostólico pide ayuda en forma de sacerdotes, catequistas y religiosas. Un apoyo para unas comunidades que, tras sufrir la guerra y la persecución, ahora tendrán que «superar las heridas físicas y emocionales de la tragedia».