Contigo, somos una gran familia

Artículo de reflexión del obispo Taltavull sobre la celebración de la Diada diocesana de Germanor de este año

Celebrando la Diada de Germanor, me gustaría que habláramos de la Iglesia como algo propio, como algo muy familiar con lo que me identifico y que se traduce en un «alguien» colectivo, en una comunidad viva de hombres y mujeres que creen en Jesús y fundan en Él su amistad y contagian fraternidad. Me gustaría que lo hiciéramos desde nuestra implicación amable, constructiva y en plena comunión con su misión.
La Iglesia, aunque nos proyecta hacia la eternidad, aparece en el tiempo, y, aunque es universal, se convierte en un territorio concreto, denominado Iglesia particular o diócesis. La razón es la sucesión apostólica en la persona del obispo. A pesar de todo, y teniendo en cuenta este fundamento, será necesaria la visión de fe y la pertenencia cordial para poder entender su misterio y el lugar decisivo que ocupa en la vida de un cristiano.
La Iglesia puede ser vista de muchas maneras, pero, para entenderla, hace falta tener una visión «sacramental», la que nos permite verla con los ojos de la fe y descubrir en aquello que es visible, lo invisible, lo trascendente, Dios mismo.
Os invito, pues, a trabajar esta antigua y siempre nueva «forma de ver». Dios nos concede el don de esta visión que otorga interioridad a la vida, pero también se sirve de mediaciones para hacérnoslo presente. La primera mediación para ver, escuchar y entender a Dios es Jesucristo («quien me ve a mí, ve al Padre», dice Jesús), y la otra mediación somos nosotros, la Iglesia, («quien os acoge a vosotros, a mí me acoge», «todo lo que hicisteis a uno de estos hermanos más pequeños, a mí me lo hicisteis», es la identificación de Jesús).
Tanto en un caso como en otro, todo el Evangelio es una invitación a hacer este ejercicio de nueva «visión», de mirar con los ojos con los que Dios nos mira. Se trata de un cambio de ojos, como lo vivieron los discípulos de Emaús en el momento en el que Jesús parte el pan: «Se les abrieron los ojos y lo reconocieron.» Aquí hay algo importante a retener y que debe iluminar nuestra visión y experiencia de Iglesia: el encuentro y la decisión por el seguimiento de Jesús.

Sebastià Taltavull Anglada
Obispo administrador apostólico de Mallorca,
obispo auxiliar de Barcelona y electo de Mallorca

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