100 años de la OIT: un futuro sin precariedad laboral
Los Lunes de los Derechos Humanos del 30 de septiembre eleva a la Iglesia como figura clave para repensar y construir el futuro social y mercantil
Con motivo de la Jornada Mundial del Trabajo Decente y el doble centenario de la Huelga de la Canadiense y la Organización Internacional del Trabajo, tres entidades comprometidas con la dignificación del trabajo se han reunido este primer Lunes de los Derechos Humanos del curso para debatir sobre el futuro laboral, especialmente para las personas y colectivos más vulnerables de la sociedad.
¿Qué película mundial social y laboral nos espera?
«¿Qué es lo que debería estudiar? ¿Qué condiciones laborales quiero tener en un futuro? ¿Hacia dónde van las sociedades? ¿Cuáles serán los nuevos puestos de trabajo?» son algunas de los incertidumbres más cotidianas que en la celebración del centenario de la Organización Internacional del Trabajo se han formulado más seriamente.
A pesar de que la pobreza ha disminuido, una manifestación de que se está asistiendo a una recuperación económica, siguen produciéndose injusticias sociales y, consecuentemente, un progresivo empobrecimiento de los trabajadores. La OIT ha asentado como portada de la agenda mundial 2030 la centralidad de la persona y la humanización del sector mercantil para afrontar las futuras panorámicas.
Los que cuidan y a quien nadie cuida
El cuidado del hogar es un ejemplo de las ocupaciones que prevén que seguirá siendo de las más necesitadas. En España existen más de seis cientos mil trabajadoras domésticas, pero a pesar de que la posición esté regulada por las administraciones es una de las más explotadas. “Queda mucho trabajo para hacer: aunque cotizan, no tienen derecho al paro y están fuera de la ley de protección de riesgos laborales”, explica Carmen Juares, coordinadora de la Asociación Mujeres Migrantes Diversas. La entidad reclama al Gobierno la ratificación del convenio 189, que haría más justa la situación laboral y aseguraría una vida más digna a todas estas trabajadoras, que mayoritariamente son mujeres y muchas migradas.
La Iglesia se reúne con la OIT
“No hay un futuro apriorístico”, ha declarado Judith Carreras, consejera del equipo de la Oficina OIT de España. “Debemos decidir cómo queremos encarar y dirigir las nuevas tendencias mundiales y no escondernos”. El papel de la Iglesia es decisivo a la hora de configurar la transformación: “a pesar de nuestros esfuerzos en la construcción de la paz, la justicia social y las normas laborales, nos enfrentamos a serios problemas de desocupación, explotación, tráfico de personas, trabajo esclavo […] y prácticas y medios tecnológicos cuestionables”, declaraba el Papa Francisco en la reunión centenaria de la OIT el pasado junio.
La epidemia de las economías fraudulentas
Y es que la revolución tecnológica es una de las grandes metamorfosis mundiales que más impacto está teniendo en los nuevas tendencias mercantiles y ocupacionales, como la economía de plataformas y la uberización. Estos fenómenos viven en una nube legal que todavía no han concretado los diversos actores y se están produciendo alarmantes fugas de derechos laborales.
“Muchas de estas empresas justifican el fraude fiscal bajo el paraguas de la innovación”, advierte Nuria Soto, representante de Ridersxderechos, una cooperativa que se encarga de luchar por las condiciones de los trabajadores que se dedican a repartir mediante distintos transportes. “Se puede ser una empresa novedosa y respetar la ley”, indicaba. A diferencia del caso más invisible y en soledad que viven los que se dedican al trabajo del hogar, “a los riders los vemos circular por nuestras ciudades, pero igualmente viven situaciones injustas más escondidas”, reflexiona la dinamizadora de la charla Laura Mor.
Revendiendo la bici
“Esto es maravilloso ¡me pagan por ir en bici y llevar una mochila en la espaldas!”, pensó Nuria Soto, cuando necesitaba dinero para pagar la universidad. Tiempo después de darse de alta como autónomo, un mundo desconocido para ella, descubrió que le habían vendido la moto… o la bici? A la práctica, la definición de esta figura laboral no encajaba con la realidad. “El horario flexible que te prometen es un espejismo, al final dependía de que cumpliera las órdenes que implícitamente marcaba la empresa: si no aceptaba encargos el fin de semana, después no me llamaban para trabajar”. En conclusión, la autonomía no es real.
Estos negocios se articulan a través de una falsa figura del autónomo. El falso autónomo es el trabajador obligado a darse de alta en el régimen de los trabajadores autónomos de la Tesorería General de la Seguridad Social (con todos los gastos que implican para el particular). A pesar de trabajar y realizar una prestación de servicios para una empresa de manera dependiente, ajena, voluntaria están bajo la organización empresarial y a cambio de una retribución determinada por esta, es decir, el trabajador depende completamente de la empresa en todas sus vertientes. Esto supone un ahorro de costes sociales para el empresario.
La responsabilidad es universal
“La lucha que hacemos es en beneficio de todos”, exclamaban tanto Nuria Soto como Carmen Juares. “No solo para los riders”, decía Soto, “no solo para los cuidadores”, decía Juares. Se tratan de dinámicas emergentes que pueden colonizar otros territorios si la legalidad no los para. Tal y como resumía Carreras, uno de los retos estelares de la OIT es prometer una Garantía Laboral Universal, que independientemente de la figura laboral que ampare a los trabajadores, se aseguren unos derechos y condiciones dignos. De todos modos, al final la responsabilidad de que se cumplan no solo recae en el Gobierno y los personajes internacionales; también en lo que hace cada cual en su espacio personal para impulsar estas iniciativas que perfilaran el paisaje de los próximos años.