El arrebato y la sensatez de Gaudí y de Ramon Llull

(Domingo, 14/09/2014)

El año que viene celebraremos el séptimo centenario de la muerte de Ramon Llull. Leyendo la biografía que el escritor Josep Pla dedica a Antoni Gaudí en la serie de los grandes hombres de nuestras tierras, me ha impresionado el paralelismo que hace, en la clausura de su sugestivo retrato literario del arquitecto, entre Antoni Gaudí y Ramon Llull.

En primer lugar, produce una notable admiración la agudeza y la intuición de Josep Pla al prever la dimensión universal que alcanzaría el arquitecto de la Sagrada Familia, cuando apenas empezaba este fenómeno. «Gaudí -afirma Josep Pla con gran perspicacia- es uno de los catalanes de vuelo más vasto que han existido en nuestra historia”. Pla incluyó a Gaudí en la primera serie de sus Homenots, con la advertencia -en el prefacio del volumen- que esta palabra «no tiene ningún sentido despectivo serio, más bien señala una cierta voluminosidad en el personaje calificado de esta manera». Resulta sorprendente, por tanto, que el escritor ampurdanés ya nos anuncie que sobre la figura de Gaudí y sobre su obra «se está acumulando, proveniente de todo el mundo, un tal interés, una tal curiosidad, una masa tan enorme de bibliografía, que su caso tiende a ser una repetición del de Ramon Llull».

Evidentemente, Pla no descuida la catalanidad del uno y del otro, y así dice que «cuanto más se ensancha la dimensión universal de Gaudí, con más claridad va apareciendo su raíz terrestre catalana, más explícitamente se manifiesta el hombre de este país».

En ambas figuras, Josep Pla ve una encarnación de la difícil síntesis entre la sensatez y el arrebato. «Visto Gaudí desde el punto de vista de nuestra habitual mediocridad, parece un alocado llevado por una idea de grandeza, un loco sin precauciones, pero este loco arrebatado resulta paralelamente un calculador, un matemático agudísimo, un constructor de la pura racionalidad».

El de Gaudí es el mismo caso de Ramon Llull en otro terreno, dice aún Pla. Y es cierto. También a Llull lo calificaron como «Ramón, el loco». Ambos, Gaudí y Llull, proyectan sus obras respectivas sobre «una sublime obsesión y una dedicación total». Uno en el mundo del arte, porque Gaudí fue -reconoce Pla-, «además de un gran constructor, un gran artista, un nervioso de la belleza plástica, un permanente meditativo, ultrasensible de las formas y de los colores de la vida». Y el otro en el mundo de la filosofía y la visión del mundo. Uno y otro superando los parámetros mentales de sus tiempos respectivos. A uno y otro su arrebato los llevó a pagar un tributo a la «mediocridad habitual».

Es muy significativo que tanto Gaudí como Llull vistieron sus obras respectivas sobre el trasfondo de la simbología católica, tanto en la liturgia como en el pensamiento. 

  Lluís Martínez Sistach

Cardenal arzobispo de Barcelona