Joseph Cardijn (1882-1967), fundador de la Juventud Obrera Cristiana

 

J. Cardijn murió en 1967. Dos años antes (1965) había terminado el Concilio Vaticano II. Juan XIII convocó el Concilio para llevar a la Iglesia a un «aggiornamento». J. Cardijn influyó enormemente en este aggiornamento. En 1925 había fundado los primeros grupos de la Juventud Obrera Cristiana. La J.O.C., por tanto, tenía unos cuarenta años de existencia al empezar el Concilio. Por eso J. Cardijn era miembro del Comité que preparaba los documentos a discutir durante el Concilio. J. Cardijn influyó directamente en el Decreto Apostolicam Actuositatem (Apostolado de los lacios, 8/11/1965). La aportación principal es: los laicos son agentes activos de la vida de la Iglesia y de su misión. La novedad es esta: ¡los laicos son agentes activos no solo para llevar a cabo acciones, sino también en pensarlas, decidirlas y organizarlas! Estas dos ideas flotaron en el ambiente durante todo el Concilio. Algunos ejemplos. La Constitución Lumen Gentium (21/11/1964) describe la naturaleza de la Iglesia y tiene un capítulo entero definiendo el papel de los laicos en esa naturaleza. La Constitución Gaudium et Spes (7/12/1965) plantea el liderazgo de la Iglesia en términos de servicio al mundo actual. La Constitución Sacrosantum Concilium (4/12/1963) fomenta la participación activa de los laicos en la liturgia: celebra toda la comunidad, no solo el sacerdote. La Constitución Dei Verbum (18/12/1965) afirma que Dios se revela en un diálogo amoroso y salvador con la humanidad entera. El Decreto Presbiterorum Ordinis (7/12/1965) exige que los sacerdotes trabajen junto con los laicos y promuevan su dignidad y su propia misión en la Iglesia y en el mundo. El Decreto Optatam Totius (28/12/1965) pide que la formación de los sacerdotes sea filosófica, teológica, espiritual y, sobre todo, pastoral atendiendo a la realidad que vive la gente. J. Cardijn se preocupó incansablemente por la educación de los jóvenes trabajadores. Visitó muchos países de todos los continentes para hablar a los jóvenes obreros, a los sacerdotes, a los obispos. Tenía amigos por todas partes, algunos de ellos pertenecientes a otras confesiones cristianas o a otras religiones. ¿No fue por eso que el Concilio aprobó diversos decretos y declaraciones? Sobre los Medios de Comunicación Social, la Libertad Religiosa, la Actividad Misionera de la Iglesia, Ecumenismo, la Relación entre la Iglesia y Religiones no-cristianas. La conclusión de este repaso es que, si el Concilio Vaticano II tenía que ser un «aggiornamento» de la Iglesia, la J.O.C. llevaba muchos años llevándolo a la práctica. J. Cardijn escribió y repartió a los Padres Conciliares un libro («Laïcs en premières lignes», 1963) donde explica su trabajo pastoral basado en el acompañamiento a los jóvenes, en la calle, analizando su situación con ellos, observándolos, aprendiendo, reflexionando, preparando acciones transformadoras y evangelizadoras, educándolos. ¡El año que empezó el Concilio (1962) J. Cardijn cumplía ochenta años!

Cuando tenía 15 años (1897), en vez de ir a trabajar como la mayoría de sus compañeros, decidió seguir estudiando. Tenía «vocación» de sacerdote. Pero el Seminario le desarraigó de la realidad obrera de su barrio de nacimiento. Por eso orientó los estudios de filosofía y de teología (también hizo la carrera de Sociología) a entender más y mejor el «problema de los trabajadores». Vivían, durante la semana, con unos valores y criterios marcados por el trabajo. Los fines de semana, si algunos de ellos se acercaban a la parroquia, vivían con otros valores y criterios. Era gente esquizofrénica: unos días unos valores, otros días, otros. La fe no formaba parte de la vida laboral, solo era para la vida parroquial. Para J. Cardijn la resolución de este problema empezó al descubrir la Encíclica Rerum Novarum (León XIII 1891). Le admiró que la Iglesia defendiera los derechos de los trabajadores y promocionara que ellos mismos se organizaran para defenderlos. Con esta orientación emprendió su labor pastoral. Descubrió que el trabajo marca fuertemente la vida de los jóvenes. Que las soluciones al problema de los trabajadores solo pretendían «ayudarles», sin provocar ningún cambio real en sus condiciones de vida. ¿La condición natural de los trabajadores será vivir siempre explotados? ¿Solo podemos suavizar esa explotación? Cuando un joven entra al mundo laboral, ¿está condenado a perder la fe? También descubrió la capacidad de los jóvenes para organizarse. ¿Por qué tenían que estar siempre dirigidos por adultos y des de fuera? El 1935 J. Cardijn formuló la teología de esta pastoral. Verdad de fe: Dios ha creado a todas las personas, las ha salvado, y las llama, por amor, a compartir su vida. La dignidad de los trabajadores nace de esta llamada–vocación de Dios. Los trabajadores tienen una vocación indisoluble, al mismo tiempo divina y humana (vida de Dios en el lugar de trabajo). Verdad de experiencia: la realidad de las condiciones precarias del trabajo atenta contra la vocación de los trabajadores, hecha a perder la dignidad que les viene de Dios. Verdad de método pastoral: solo una organización de jóvenes trabajadores, dirigida por ellos, compartida con los compañeros de trabajo, puede acabar con la dicotomía entre la verdad de fe y la de experiencia. Cinco años antes, J. Cardijn había pedido a Pío XI una nueva Encíclica sobre el mundo del trabajo: Quadragesimo Anno (1931). Juan XIII le pidió a J. Cardijn algunas ideas para celebrar el 70 aniversario de la Rerum Novarum. De allí salió la Encíclica Mater et Magistra (1961). Terminado el concilio, tres meses antes de la muerte de J. Cardijn, Pablo VI publicó la Encíclica Populorum Progressio (1976).

Cardijn se enfrentó a un nuevo siglo (siglo XX) que empezó con revoluciones, guerras y crisis económicas. Algo parecido a como hemos empezado nosotros el siglo XXI. Su teología–pastoral siguen inspirando a la Iglesia, más ahora con el Sínodo que parece seguir ese mismo itinerario. Si nos dejamos guiar por el Espíritu.

Joan Ramon Marín
Consiliario Internacional de la Coordinación Internacional de la Juventud Obrera Cristiana – CIJOC

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Dr. Joan Ramon Marín Torner

FORMACIÓN
  • Doctor en Teología (Sagrada Escritura), por la Facultad de Teología de Cataluña, habiendo realizado los cursos de doctorado en la Pontificia Universidad Gregoriana y en el Instituto Bíblico de Roma
ACTIVIDAD DOCENTE Y PROFESIONAL
  • Profesor de la Facultat de Teologia de Catalunya, del ISCREB y del INSAF (cursos de AT y Lengua Hebrea)
  • Miembro de la Associació Bíblica de Catalunya
  • Consiliario Internacional de la CIJOC (Coordinación Internacional de la Juventud Obrera Cristiana)
PUBLICACIONES
  • 100 Personatges biblics, Valls: Cossetania 2019.
  • Artículos publicados en Scripta Bíblica y en Revista Catalana de Teología

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