Una vida entregada a los demás
La misionera comboniana Expedita Pérez lleva 15 años trabajando con los más pobres de entre los pobres y asegura que “Jesús sigue en Egipto entre los niños refugiados”

La de esta misionera comboniana es una vida entregada a los demás. Expedita Pérez pasó 8 años en Sudán, 7 en Egipto y ahora se prepara para su nuevo destino. Conoció Sudán cuando aún no había nacido Sudán del Sur. En el país africano trabajó con los más pobres de entre los pobres y fue testigo de muchas injusticias. Así lo explica para Rome Reports “Los sudaneses del Sur y los cristianos eran ciudadanos de tercera o cuarta categoría. Además en aquel tiempo había una persecución muy visible. Cada diciembre en las fiestas de Navidad, el gobierno mandaba los tanques para arrasar las capillas, hechas de cañas, donde los cristianos celebraban y se los llevaban al desierto donde no había agua ni nada”.
Egipto: segundo destino de Expedita
La violencia institucional provocó que muchas de estas personas emigraran buscando la paz fuera de su propio país. Sudaneses y también eritreos llegaban por miles a Egipto, precisamente el segundo destino de Expedita. Allí la misionera trabajó con estos refugiados, sobre todo, volcada con los más pequeños. “Jesús sigue en Egipto porque Él es la Encarnación. Donde hay alguien hambriento, hay alguien con sed, alguien necesitado, allí está Él” asegura.
En Egipto Expedita también fue testigo de la violencia y la discriminación contra los cristianos. Uno de los últimos ataques que vivió fue este, contra la iglesia de San Marcos en Alejandría. Dice que los cristianos egipcios no tienen miedo al martirio. “La gente cristiana que trabajaba con nosotros casi llorando nos decían: «Hermana yo tenía que haber estado allí, pero al tener que venir a trabajar aquí, no fui pero yo tenía que haber estado allí y ser hoy un mártir de mi fe»” relata Expedita.
Convivencia entre religiones
De acuerdo con su experiencia, Expedita explica que la convivencia cotidiana entre personas de distintas religiones es normal pero los extremistas hacen demasiado ruido, especialmente, cuando están en los gobiernos. Sudán y Egipto son dos ejemplos de ello, dos países donde los cristianos celebran su fe intranquilos. “Yo me sorprendo de que no haya gente mirando hacia la puerta. Porque nuestra experiencia en Sudán y en Egipto es que, aunque nadie deja de ir a las celebraciones por miedo, todos tenemos un ojo en la puerta” explica la misionera comboniana.
El próximo destino de la religiosa es Turquía. Allí de nuevo trabajará con inmigrantes y refugiados, víctimas de nuevas guerras que multiplican las heridas en el rostro de la Humanidad. Por suerte, hay personas como Expedita que consagran su vida a curarlas.