Tiempo bien aprovechado
Artículo de opinión del obispo Sebastià Taltavull del domingo 16 de julio publicado en Catalunya Cristiana

El verano da para mucho, si estamos atentos a los acontecimientos y si tenemos buen trato con las personas. Tanto la relación personal como cualquier medio de comunicación deben posibilitar que las personas se respeten, se abran a un diálogo constructivo, se entiendan y se interpreten bien. Queremos que sea así y podemos hacer que lo sea. Cada día, vivir es como abrir un libro donde encontramos, entre atractivas y sorprendentes páginas, muchas en blanco.
Sin embargo, vivirlo en positivo es descubrir que en el centro estamos cada uno de nosotros, en un gran espacio que se nos presenta como una página no escrita que debe llenarse desde que empieza el día hasta que termina. Esta es nuestra responsabilidad, pero también la alegría de colaborar para que la vida sea alegre, vivida sin miedo, con aquel realismo que nos dice que podemos entendernos.
Sabemos que no existen fronteras, ni barrerars si somos creadores de puentes. Somos ciudadanos del mundo, estamos implicados en su marcha y todo nos afecta y nos condiciona. Sin embargo, también están las pequeñas noticias de cada día, nuestra realidad más inmediata, la que está en nuestras manos. Este es el lugar de nuestra acción. Podemos llenar los días de vida, de alegría, de trabajo bien hecho, de sencillos gestos, llenos de cordialidad. En una palabra, mensajeros de buenas noticias. Tenemos el derecho de que nos lleguen y el deber de hacerlas llegar. ¡Aprovechémoslo!
De todo esto, además, podemos hacer una lectura original, incluso creyente, cuando realizamos el esfuerzo de descubrir que en todo lo que sucede Dios está presente y se manifiesta como una fresca y suave brisa, perceptible desde el silencio y la limpieza de corazón. De Jesús hemos aprendido aquello de «bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios». Fijémonos en sus ojos. La limpieza de su mirada ya nos indica qué hay en el interior de cada persona. Los acontecimientos, las personas, la naturaleza, toda la realidad que nos rodea, son objeto de nuestra percepción. Pongamos en ello una mirada sacramental, la que ve más allá de lo que perciben los sentidos. Haciéndolo nos llenaremos de belleza, de paz y gratuidad.
Sebastià Taltavull Anglada
Obispo auxiliar de Barcelona y
Administrador apostólico de Mallorca