«¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?»
Las frases más destacadas de la homilía del Papa en la Vigilia Pascual celebrada en la basílica de San Pedro

Imagen de Conferencia del Episcopado Dominicano
«¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?» (Lc 24,5) fueron las palabras a las que apeló el papa Francisco en la homilía de la Vigilia Pascual. Una sentencia clara y concisa, que no se queda encerrada en el culmen de la Semana Santa, sino que se puede llevar a la reflexión y oración diaria. Un ejercicio: cerrar los ojos y ponerse en la piel de las mujeres cuando se dirigen al sepulcro. Esta es la propuesta del pontífice, un camino de otros en el pasado que se asemeja al de cada uno en el presente.
Dejar de lado “el sepulcro de la esperanza”
Las mujeres recorren un camino hasta estrellarse contra una piedra. Nos encontramos, tal como dice Francisco, con “la belleza de la creación contra el drama del pecado”. Así pues, la Pascua “es la fiesta de la remoción de las piedras”. Un momento que, tal como explicó el Papa, “Dios quita las piedras más duras, contra las que se estrellan las esperanzas y las expectativas”, entre ellas, la muerte, el pecado o la mundanidad. Entonces, Francisco no dejó de lado la pregunta que cada uno se tiene que llevar a la oración personal: “¿cuál es la piedra que tengo que remover en mí, cómo se llama esta piedra?”.
Resumiendo, a menudo nos vemos obstaculizados por varias piedras, entre ellas, la de la desconfianza. De este modo, “piedra sobre piedra, construimos de nosotros un monumento a la insatisfacción, el sepulcro de la esperanza”. No se trata, pues, de un Dios que viva en la resignación, pues ha resucitado, no se encuentra en el sepulcro. Con fuerza, Francisco apuntó que no busquemos a Dios donde nunca lo encontraremos, pues “no es un Dios de muertos, sino de vivos” (cf. Mt 22, 32).
También señaló una segunda piedra que puede sellar el corazón: la piedra del pecado. Con este punto, giró, nuevamente, entorno al eje que diferencia a vivos y muertos. Explicó que “el pecado es buscar la vida entre los muertos, el sentido de la vida en las cosas que pasan”. Una sola pregunta: “¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?”.
Fuera miedos, cambiemos la mirada
Transportémonos de nuevo al escenario en el que se encontraron las mujeres. Tal como indica el Evangelio quedaron “despavoridas” y con “las caras mirando al suelo” (Lc 24,5). No deja de ser un paralelismo que agita nuestro yo más íntimo. El Papa lanzó la pregunta: “¿Cuántas veces nos pasa a nosotros que preferimos permanecer encogidos a nuestros límites, encerrados en nuestros miedos?”. Algo muy humano, mirar hacia el suelo, pero que sin embargo choca con nuestro quehacer. “El Señor nos llama a alzarnos, a levantarnos de nuevo con su Palabra, a mirar hacia arriba y a creer que estamos hechos para el Cielo, no para la tierra”.
Se trata, pues, de cambiar nuestra mirada. “Dios nos pide que miremos la vida como Él la mira”- señala- “que siempre ve en cada uno de nosotros un núcleo de belleza imborrable”.
No a una “fe de museo”
Con todo, la fe “necesita ir de nuevo a Galilea, reavivar el primer amor con Jesús”. Es importante, pues, “recordarlo, es decir, literalmente volver a Él con el corazón”. Se tiene que volver al Amor vivo con el Señor, volverse a enamorar de Él, porque si no, según indicó Francisco, “se tiene una fe de museo”.
No obstante, Jesús no es un personaje histórico, que ha quedado enterrado en el pasado, sino que “es una persona que vive hoy”. Así, “no se le conoce en los libros de historia, se le encuentra en la vida”.
Finalmente, el Papa nos lanzó una pregunta personal a cada uno de los receptores: “¿hacia dónde camino?”. En suma, nos animó a buscar al Señor, a dejarnos buscar por Él. Con esta “formula”, con Él, “resurgiremos”.