P. Manel Gasch: «La celebración del Milenario es la oportunidad de proyectar Montserrat hacia el futuro»

El nuevo Padre Abad de Montserrat pide a la comunidad benedictina «escuchar la voz de Dios y la de los unos a los otros» en la celebración de su bendición abacial

Esta mañana se ha celebrado la el acto de bendición del P. Manel Gasch y Hurios como nuevo abad del Monasterio de Santa María de Montserrat, conferida por el Excmo. P. Manuel Nin y Güell, monje de Montserrat y obispo (exarca apostólico) de los católicos de tradición bizantina de Grecia.

A la celebración han participado parte de los obispos de Cataluña, entre estos, los obispos auxiliares de Barcelona, ​​Mons. Sergi Gordo y Mons. Javier Vilanova, así como, el arzobispo emérito, Card. Lluís Martínez Sistach. También había un buen número de superiores masculinos y femeninos, benedictinos y cistercienses, con el REVM. P. Gregory J. Polan, abate primado de la Confederación Benedictina; y el Rdm. P. Guillermo Arboleda, abate presidente de la Congregación Sublacense- Cassinesa.

Entre los asistentes destacaban algunas personalidades civiles, como el presidente de la Generalitat de Catalunya, Pere Aragonés; la delegada del Gobierno en Catalunya, Teresa Cunillera; la consejera de Justicia, Lourdes Ciuró; la directora general de Asuntos Religiosos, Yvonne Griley; la presidenta de la Diputación de Barcelona, ​​Núria Marín; además de representantes del Patronato de la Montaña de Montserrat, de la sociedad civil y eclesial vinculados al Monasterio.

El rito de bendición ha tenido lugar después del Evangelio, cuando uno de los monjes asistentes del abad elegido ha dirigido al obispo oficiante y le ha pedido que confiera la bendición. Este pronunciado la homilía, al término de la cual el elegido hace la promesa de fidelidad al nuevo ministerio. Después se ha postrado y con Letanías de los santos. El obispo Manuel Nin ha pronunciado la extensa Oración de bendición y, a continuación, el elegido a recibido los distintivos de su nuevo ministerio: la Regla de san Benito, el anillo, la mitra y el báculo; que significan, respectivamente, la maestría, el amor esponsal por la comunidad, la autoridad y la misión de pastor. Finalmente, el celebrante ha acompañado el nuevo abate a la cátedra, donde ha recibido el abrazo de los obispos, los abades y los monjes de la comunidad de Montserrat.

Vivir el Evangelio con la Cruz

Al inicio de la homilía, Manuel Nin agradeció la invitación para celebrar la bendición en Montserrat, donde como todos los monjes se siente como «casa». Partiendo de la liturgia de la Palabra, ha recordado que «vivir el Evangelio, ayer, hoy y siempre, no es nunca un camino llano», sinó acompañado de la cruz, la del Cristo. «Es un camino donde un mundo, a veces hostil ya veces indiferente, nos pedirá razón de nuestra fe». «Anunciar y vivir siempre el Evangelio, que es nuestra respuesta, nuestro testimonio en medio de los hombres», añadió.

Ha subrayado este 13 de octubre, precisamente, en la fiesta de los monjes beatos mártires. Todos ellos incluidos en el gran número de «santos monjes» que ha marcado la historia del Monasterio. Tal como ha dicho, «ellos, los mártires, por su testimonio y su martirio, junto con tantos y tantos que nos han precedido, interceden para que, también nosotros, seamos» familiares … de Cristo «». En esta línea ha señalado como el Padre Gasch ha añadido también en este «corazón de todos los monjes».

Padre, maestro y mártir

El Padre Nin, siguiendo lo se pronuncia el ritual ha recordado que como Padre Abad ha sido escogido por «instruir, guiar, enseñar, llevar hacia Dios». «Una maestría, un guía, un acompañamiento, siempre» haciendo las veces de Cristo». A través de ti Cristo continuará enseñando, guiando, llevando hacia Dios. «Haciendo las veces de Cristo»».

El animó a «no tener miedo» por lo que le confiere el título. «No renuncies, no renunciamos nunca a este título! – expresó -. Es un «título / ministerio» que «pesa», te lo puedo asegurar, pero también es un título, una diaconía, que tantas y tantas veces te dará fuerza y ​​consuelo ».

En cuanto a los títulos que se confiere al Padre Abad, Nin ha recordado también el de «padre, pastor, maestro, guía, timonel, médico» de almas y enfermos. A todos estos ministerios, ha añadido el de «mártir». En el sentido más fuerte del término, tal como ha dicho: «mártir/ testimonio de Cristo en la comunidad, en la Iglesia, en el mundo que nos toca vivir».

Agradecimientos a todos

Después del rito, una vez con la bendición recibida, el nuevo Padre Abad recibió el saludo fraternal del obispo celebrando, así como de los obispos concelebrantes y monjes benedictinos.

Después de la liturgia de la Eucaristía, el P. Gasch ha dirigido a todos los presentes, donde ha aprovechado para agradecer la presencia en este día ya lo largo de su trayectoria a todos aquellos que han estado presentes. Ha dado un gracias especialmente para la celebración vivida en comunidad. «Una comunidad que oraba y invocaba los dones del Espíritu Santo para fortalecer mi fidelidad a Jesucristo ya su Evangelio en el servicio que mis hermanos me han encomendado como abad» en Montserrat. Tal como ha dicho, «si tal vez a todos no nos une la fe, sí compartimos la amistad, el respeto y la estimación por Montserrat».

Milenario de Montserrat, cerca de la sociedad

En este contexto, ha subrayado el carácter de acogida de la Abadía de Monteserrat. «El monasterio es siempre la casa de Dios y por lo tanto la casa de todos; para unos, los monjes, de manera estable y por los otros, los huéspedes, de manera pasajera; Montserrat es además la casa de la Virgen, de la Moreneta, de la Patrona de Cataluña, venerada por fieles y peregrinos de todo, la casa donde quisiéramos que todo el mundo se encuentre bien. Este santuario es el don que Dios ha hecho en nuestra comunidad y nos sentimos a la vez responsables y agradecidos».

Por otra parte, el P. Manel Gasch ha informado del deseo que toda la comunidad de monjes se ponga a «escuchar la voz de Dios y de los una a los demás», sobre todo En la proximidad del milenario del monasterio, el año 2025. Tal como ha dicho, se quiere aprovechar esta celebración para «acercar Montserrat a la sociedad», ya que de Montserrat son también «mil años de una sociedad con la cuando han avanzado conjuntamente a lo largo de la historia». y «la oportunidad de proyectar Montserrat hacia el futuro». En este camino, ha tenido presentes sus antecesores, los PP. Abades Sebastián M. Bardolet y Josep M. Soler, «la memoria viva del guía de la comunidad en los últimos más de treinta años».

Finalmente, el nuevo Padre Abad, refiriéndose al contexto de pandemia ha esperanzado que en estos momentos difíciles, después de la pandemia, la comunidad «sea capaz de dar esperanza verdadera a todos y solidarizarse con los que más sufrirán los efectos».

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