‘Morir de esperanza’, Sant’Egidio con los refugiados
La Basílica de los Santos Mártires Justo y Pastor de Barcelona se llena por la víspera de plegaria por los migrantes

En una basílica apretada de hombres y mujeres de muchos países del mundo, muchos de ellos refugiados, junto a aquellos que los han salvado y acogido, han resonado los nombres de aquellos que, al contrario, no consiguieron atravesar el mar. “Yasmine, Khaled, Christian, Blondine…” no llegaron. El Mediterráneo ha sido un lugar de paz y diálogo en muchos momentos de la historia, pero a ellos les ha robado la vida.
“Morir de esperanza”, es el víspera de plegaria que organiza cada año la Comunidad de Sant’Egidio en la Basílica de los Santos Mártires Justo y Pastor de Barcelona; junto con muchas asociaciones que trabajan cada día para dar un futuro en aquellos que llegan a nuestro continente; Fundación Bayt-al-Thaqafa, Justícia i Pau, Cáritas Diocesana, Federación Filipina Kalipi, Fundación Migra Studium, delegación de Pastoral Social.
Esta plegaria, que partiendo de la Basílica de Santa Maria in Trastevere a Roma se hace en varias ciudades de Europa, ha recordado las más de 36.000 víctimas de los viajes por mar hacia Europa desde el 1998 hasta hoy. Ha sido una celebración emocionante y muy concurrida.
Tragedias en el mar
Entre los inmigrantes, que actualmente ya están en un avanzado proceso de integración; había muchos que habían llegado hacía pocos días en pateras y también otras que habían sido acogidos por Sant’Egidio. Gabriel, un joven camerunés de 18 años; atravesó el desierto hasta llegar a Tánger desde donde atravesó el estrechado de Gibraltar con una patera. Recordó alguno de sus compañeros; que murieron en la travesía y añadía “es la primera vez desde que he llegado a Europa que me he sentido verdaderamente igual con todo el mundo: una verdadera familia humana”.
Passy, un camerunés que perdió su mejor amigo en la travesía por el mar, decía: “esta plegaria me ha tocado”. Las tragedias en el mar parece que no se paran. El año 2017 hubo 3.129 víctimas, con una media de casi 10 muertos al día; mientras que desde enero hasta hoy, a pesar de que han disminuido los desembarcos, han muerto 800 personas; sin contar aquellas que han perdido la vida en e l desierto o en las fronteras que separan los países europeos.
Todos somos un ‘nosotros’
En su homilía, padre Armand Puig, rector del Ateneo Universitario Sant Pacià, recordando la parábola del juicio final se ha pedido; “Se posible vivir al margen de los otro? Somos aquí porque somos un “nosotros”, la plegaria de un pueblo que hace memoria y que conoce la lengua de la estimación”. Y ha afirmado que “es humano quién descubre la humanidad del otro”.
La memoria de los que han muerto en la Mediterránea rescata las personas del olvido. En la homilía también se han recordado los “corredores humanitarios”; que por Armand Puig sueño verdaderos “autopistas de la esperanza”; porque de manera legal y segura permiten que las personas refugiadas lleguen a nuestro continente.
Durante el velatorio se pronunciaron en voz alta algunos de los nombres de las personas que han muerto al mar durante el último año. A la vez, se encendieron velas para recordarlas y la basílica se llenó de cantos. Algunos fueron compañeros de viaje de los que fueron recordados.
“Morir de esperanza” quiere ayudar que no se olviden la esperanza y el sufrimiento de los que buscan protección en Europa; que no nos resignamos ni nos acostumbramos a las tragedias; y a trabajar por un mundo más humano y más justo.
Muchas asociaciones, ante el debate sobre inmigración que se ha abierto estos días, piden que se continúen salvando; acogiendo e integrando aquellos que huyen de la guerra, y también que se vuelvan a abrir vías legales; puesto que sólo así nuestras sociedades pueden ser más inclusivas y, por lo tanto, más seguras.
Fuente: Comunidad de Sant’Egidio