Mons. Vilanova: «Somos reflejo de la mirada de Dios, donde descubrimos nuestra vocación»
Empiezan las predicaciones cuaresmales a la luz de la Carta apostólica del papa Francisco, «Patris corde» en la Catedral
Fotografías: Ramon Ripoll
Este jueves han comenzado las predicaciones cuaresmales a la luz de la Carta apostólica del papa Francisco, Patris Corde. El obispo Mons. Javier Vilanova hizo la primera predicación cuaresmal en forma de homilía, en la celebración de la tarde en la Catedral de Barcelona. Tal como dijo al inicio, «un tiempo de gracia con unas meditaciones para tratar de profundizar en nuestra vida cristiana».
Mons Vilanova expuso al inicio, como este año, la intención es profundizar en San José para intentar «enriquecernos del testimonio de santidad de quien fue el padre adoptivo del hijo de Dios, este Santo de Nazaret», a quien se encomendó para que «vele guíe y proteja nuestra Iglesia». El obispo focalizó en la responsabilidad que adquirió San José consciente de la misión que Dios le dio, con un «sí generoso a la paternidad y el« plan salvador de Dios ».
Somos reflejo de su mirada
En esta primera sesión el obispo Javier se centró en el primer punto de la carta del Papa, titulado «Padre Amado», profundizando en la vocación a la que cada uno está llamado igual que San José lo estuvo para la paternidad. Una paternidad a la que se entregó del todo, destacaba Vilanova, y un ejemplo, para todos los fieles que «recibimos también una paternidad santa y modélica».
Advirtió que «toda vocación, pide el darse, el vaciarse, entregarse». «Todas las capacidades y dones que un recibo, deben ser en bien de los demás», dijo.
En primer lugar, invitó a buscar «la esencia del Señor, dejando que Él te llame». Expuso que hay que seguirlo, porque «Él es quien nos hará el don para encaminar nuestra vida hacia la santidad, que es la vocación a la que todos estamos llamados». Dirigiéndose especialmente a los jóvenes, así como aquellos que no saben qué camino elegir, aseguró que Dios es porque «cada persona es reflejo de su mirada donde descubrimos el origen de la vocación».
Camino de felicidad
Continuó, invitando a glorificar a Dios como camino de felicidad. «Porque cuando amamos somos felices» y «Dios ha dejado su huella de amor en nuestros corazones». Así, «mirando a Dios, y dejándonos mirar por él -decía el obispo Javier- empezaremos a conocernos, valorarnos, para poder amarnos».
«El cristianismo se el encuentro personal con Dios», dijo Vilanova. Explicó el caso de una mujer que se encontraba en la cima del éxito y dejó todo para ingresar como religiosa en el convento de las Agustinas, porque sintió la llamada de Dios. Partiendo de esta experiencia, Vilanova expuso como «toda respuesta de la persona a la llamada de Dios va acompañada de libertad, gracia y alegría. Sólo podemos vivir la vocación a la que hemos dicho si con la ayuda de Dios». «Una alegría muy grande para participar en el proyecto del Reino de Dios».
Mons. Vilanova recordó que, a veces, su amor puede ir acompañado de una cruz pero siempre el camino es dirección a una vida plena y eterna.
El amor de los padres
Este amor eterno que damos cuando seguimos los pasos de Dios es lo que Jesús recibió de San José, tal como expuso el obispo Javier: «Jesús vio la ternura de Dios en San José y es que en él reconoció el reflejo del amor del Padre eterno».
En este sentido, el obispo se refirió al amor de los padres. «No hay nada mas grandes que ser educados en la escuela del amor por unos maestros de vida como los padres. La paternidad de San José llega a todos. Al amar a Jesús se da cuenta que también llega a ser querido por todos».
Finalmente, en estos tiempos de crisis, invitó en tiempo de Cuaresma a pedir a San José, que interceda y ayude «para que toda la humanidad que vive bajo la prueba dura de la pandemia, el hambre y la crisis económica vean una luz de esperanza».
Antes de finalizar, pidió por las vocaciones de los padres espirituales. También agradeció que quieran colaborar en la gran obra de Dios. «Gracias por su sí en el Señor».