Mons. Gordo: «San José nos enseña a escuchar y ser instrumentos de Dios»
El Santuario de San José de la Montaña de Barcelona acoge una celebración con motivo de la festividad de su patrón con las hermanas de la congregación y la feligresía
Este lunes, 19 de marzo, con motivo de la festividad de San José, el Santuario de San José de la Montaña, en el barrio de la Salud, de Gracia, ha acogido una celebración solemne por su patrón, presidida por el obispo auxiliar de Barcelona Mons. Sergi Gordo. La misa ha contado con la presencia de las hermanas de la Congregación Madres de Desamparados y San José de la Montaña, así como, una gran parte de la feligresía barcelonesa.
«Revolución de ternura»
El obispo Sergi, durante la homilía, exaltó la figura de la beata Madre Petra de San José, fundadora de la Congregación, en el 1981. Viniendo de Málaga y «dejándose llevar por las sorpresas del Señor» – recordaba el obispo- se estableció en Barcelona e impulsó la construcción del Santuario (1896), para cuidar de niños huérfanos o en situación vulnerable. Tal como exponía el obispo auxillar, citando el Papa, se dejó llevar por «la revolución de la ternura».
«La Madre Petra, como San José, llevó una misión llena de confianza y fe». En este sentido, el obispo destacó la actuación de San José, siempre obediente a la llamada de Dios y en la misión que le encomendó. «San José nunca renunció a su misión de cuidar Jesús. Fue el mejor reflejo del padre del cielo «, aseguró el obispo.
Enseñanzas de José
Gordo ha animado a los presentes a preguntarse: «¿Qué nos ha enseñado José?». Una pregunta para reflexionar si de verdad somos sirvientes del amor de Dios y seguimos sus pasos.
El obispo destacó como el testimonio de San José enseña a escuchar la Palabra. «Una palabra que tiene el rostro de Jesús» – dijo. Una palabra que nos moldea nuestras actuaciones según lo que quiere Dios de nosotros. En esta línea, ha apuntado, también, la humildad de José, el «saber ponernos en manos del Señor» y «ser instrumentos suyos». «Si nos dejamos llevar por él, aunque a veces desafinamos, Dios sacará la mejor melodía», añadió el obispo Gordo.