Míriam Feu: «Recuperemos la mirada que tiene Jesús y aprendamos a ver la realidad social que existe y que no vemos»
La coordinadora del departamento de análisis social de Cáritas Barcelona muestra siete imágenes para reflexionar sobre la exclusión social

Este año, el Plan Pastoral Diocesano de la Iglesia de Barcelona invita a vivir el eje de la pobreza. Por eso presentamos una serie de testimonios que luchan contra la pobreza en la archidiócesis de Barcelona y también de reflexiones más meditadas sobre las causas y consecuencias de esta. Esta semana la coordinadora del departamento de análisis social e incidencia de Cáritas Diocesana de Barcelona, Míriam Feu, ha reflexionado sobre la exclusión social basándose en el último informe FOESSA: «Estamos en tiempo de Cuaresma, tiempo de reflexión, tiempo de acercarnos a Dios, acercarnos a Él y aprender a amar como Él ama».
Sacarnos las gafas para ver la realidad
El informe FOESSA hace dos llamamientos a la sociedad. «El primer llamamiento es a sacarnos las gafas que a veces no nos dejan percibir ni ver la realidad tal como es. Es un llamamiento individual, como personas pero también como sociedad. El segundo llamamiento nos dice que una vez hemos visto y conocido esta realidad nos tenemos que hacer responsables». Para entender esta realidad tanto Cáritas como FOESSA, nos hablan de la exclusión social que «comprende una mirada más amplia, va más allá de la pobreza económica». Míriam Feu ha afirmado que tenemos que recuperar «la mirada que tiene Jesús, que ve donde los otros no ven. Tenemos que aprender a ver esta realidad que está, pero que no siempre vemos», para concretarlo ha hablado de la exclusión social a través de siete imágenes.
Primeramente, Feu asegura que llueve sobre mojado. «La crisis de la Covid-19 ha venido para ensanchar la desigualdad, ha irrumpido cuando no nos habíamos recuperado de la anterior crisis, ni económica ni socialmente. Ha llegado en un contexto con 1,5 millones de personas viviendo en exclusión social en Cataluña». En segundo lugar, ha hablado del “ventilador de la ocupación” que Feu asegura que genera «precariedad laboral, como es la temporalidad donde 1 de cada 3 contratos firmados en España tiene una duración de siete días o menos; la parcialidad involuntaria sin opciones de contratos a jornada completa. También de una tasa de paro muy elevada o de trabajadores muy precarios. Este ventilador de la ocupación expulsa a las personas del mercado laboral y las hace entrar continuamente en el ciclo de estar en el paro y volver a trabajar».
La crisis de la vivienda
La tercera imagen es el cobijo del hogar. Míriam Feu habla de la grave crisis de la vivienda. «Un 36% de las personas de la diócesis de Barcelona tienen algún problema relacionado con la exclusión residencial, que no disponen de un hogar digno al que volver y sentirse protegidos. Hay 179.000 personas que viven en una vivienda insegura. También tenemos 664.000 personas viviendo en viviendas inadecuadas». Además, la situación de pandemia, ligada a la grave crisis social, ha hecho aumentar la ansiedad y el estrés de muchas personas, tal como se muestra en la cuarta imagen.
La brecha digital
La quinta imagen muestra la dificultad que ha supuesto esta pandemia con la conciliación y el cuidado de las personas más vulnerables. «La crisis de la Covid-19 ha puesto el cuidado en el centro, ha puesto de manifiesto la importancia que tiene sentirnos amados y cuidados los unos a los otros. A pesar de esto, esta crisis ha hecho que las redes de apoyo relacional se hayan debilitado y nos hemos encontrado más situaciones de aislamiento y de soledad no querida» ha asegurado Feu.
En sexto lugar se ha puesto en valor aquello que marca la diferencia. «Durante la crisis de la Covid-19 se ha puesto en evidencia la necesidad de tener dispositivos y habilidades para conectarnos a internet para trabajar, formarnos, mantener el ritmo escolar o relacionarnos con nuestros amigos y familiares. Hoy en día la conexión a internet se ha convertido en un suministro básico para todas las familias. Esta digitalización ha aumentado la desigualdad constituyendo así la llamada brecha digital. Esto ha provocado que muchas personas se queden atrás, que pierdan oportunidades en el mercado laboral, formativo o incluso que se queden más aisladas». El 43% de los hogares atendidos por Cáritas están en apagón tecnológico y esto supone que la brecha tecnológica se ha convertido en un nuevo factor de exclusión.
La séptima imagen se denomina “las grandes perdedoras”. Comparando Cataluña y España con el resto de países europeos siempre están en lo alto cuando se trata de pobreza de los hogares con menores. «En las familias se transmiten las condiciones de vida, los logros educativos y los logros profesionales de padres a hijos. Se calcula que en las familias en las cuales ha habido menores que hayan vivido privaciones materiales severas durante la infancia, tienen el doble de probabilidades de acontecer familias en situación de exclusión social severa cuando sean adultos. Es lo que denominamos Transmisión Intergeneracional de la Pobreza. Uno de los factores que nos ayuda a frenarlo es la educación», asegura Míriam Feu.
Tener una mirada de indignación atenta y esperanza comprometida
«Estas siete imágenes se han dado en un contexto donde la protección social es, ha estado y continúa siendo insuficiente. El Ingreso Mínimo Vital solo llega a 160.000 hogares de las 850.000 previstas y la Renta Garantizada de Ciudadanía solo llega a 1 de cada 4 personas con pobreza severa en Cataluña». Míriam Feu finaliza explicando que estas siete imágenes «nos dan unas pinceladas de esta realidad que es y no siempre acabamos de ver. La crisis de la Covid-19 nos hace reflexionar y nos pone sobre la mesa la importancia de recuperar el sentimiento de comunidad, de relación y de encuentro. Nos hace falta tener empatía, compasión y recuperar la acogida. Todo esto lo tenemos que hacer con una indignación que sea atenta, que no dejemos pasar las injusticias, pero con una esperanza comprometida, una esperanza activa que nos haga actuar».
Cómo dice el papa Francisco, «este es el momento para soñar en grande, para repensar nuestras prioridades, aquello que valoramos, aquello que amamos, aquello que queremos; y para comprometernos en aquello pequeño y actuar en función de aquello que hemos soñado. Atrevámonos a soñar».