«El Tercer Sector necesita invertir más en formación»
El trabajo expuesto por la Fundación Pere Tarrés propone una planificación presupuestaria anual que permita una detección de necesidades más rigurosa y una implantación de los conocimientos más eficiente, además de una posterior evaluación de los resultados

Las organizaciones del Tercer Sector necesitan más y mejor formación y una planificación más cuidadosa de los planes formativos y de la inversión destinada a este aspecto. Así lo evidencia el informe La formación a las entidades del Tercer Sector social de Cataluña: estado actual, retos y propuestas de mejora presentado el 30 de enero por la Fundación Pere Tarrés.
El informe muestra el diagnóstico de la formación de las organizaciones del tercer sector social catalán, elaborado a partir de un cuestionario realizado a 172 entidades con más de cuatro trabajadores federados en la Tabla del Tercer Sector en 2017, y paneles con 36 expertos y expertas. Y es que la formación asume un papel clave como generadora de nuevas oportunidades para las entidades que son capaces de integrarla en su estrategia, su política y sus proyectos, especialmente en un contexto de incremento de las necesidades sociales que las entidades tienen que abordar, paradójicamente, con menos recursos que nunca.
El análisis demuestra, en primer lugar, que las entidades no cuentan con planes de formación planificados -solo un 48% entidades encuestadas tiene- como consecuencia de una carencia de recursos económicos, de personal especializado y estable, de tiempo para dedicarse a su gestión frente a otras prioridades y del desconocimiento del impacto de sus resultados. Para resolverlo, el estudio propone implementar planes formativos anuales o semestrales según las posibilidades de cada entidad y, en segundo lugar, llevar a cabo campañas para difundir el valor de la formación y sobre todo concienciar la dirección y toda la organización de sus beneficios.
Baja inversión y pocas horas formativas
El análisis del presupuesto formativo anual de las entidades demuestra la baja inversión en formación: las entidades destinan un presupuesto anual de entre 22.000 (las más grandes) y 1.000 euros (las más pequeñas) a cuestiones formativas, una cifra que el informe tilda de insuficiente.
Por otro lado, la mayoría de la formación que se imparte a las entidades sociales es presencial. “Solo un 5% de la formación es elearning, a diferencia de las tendencias actuales otros sectores”, asegura Sonia Fajardo, directora de formación profesional, académica y de inserción laboral de la Fundación Pere Tarrés y autora del estudio como parte de su tesis doctoral (UAB), que lo atribuye a la desconfianza por esta forma de aprendizaje y a la carencia de competencias digitales dentro de las organizaciones.
El estudio también manifiesta que las entidades destinan pocas horas, aun así, según el informe, existe una tendencia en positivo, puesto que el 52% de las entidades han aumentado las horas destinadas a formación.
En cuanto a la tipología, las formaciones en competencias de intervención social son las que más se imparten en las entidades, seguidas de las competencias transversales y la gestión de personas. En cambio, las competencias como la gestión de entidades, la captación recursos y la digitalización son las que menos. En este contexto, las entidades grandes son las que forman más en la totalidad de competencias. Estos resultados son críticos para el sector porque evidencian una brecha entre las grandes, las medianas y pequeñas entidades, que influye en el desarrollo de las personas, los servicios y los proyectos.
Hace falta una formación con una mirada estratégica
Los resultados muestran que la formación en el Tercer Sector social ha evolucionado y se orienta hacia la mejora de la calidad de los servicios, el desarrollo y la motivación de las personas. Aun así, todavía se resalta la necesidad de una formación más estratégica: proactiva, orientada a la innovación, el cambio y la digitalización, y facilitadora de la cultura y los valores institucionales. La investigación destaca la necesidad de que la formación se oriente a resolver problemas más a medio y largo plazo y que no sea tan reactiva sino que cuente con una planificación estratégica.
Los resultados obtenidos sobre el personal formado constatan que se le concede más relevancia a la formación del personal contratado que al del personal voluntario. Las pequeñas entidades forman un tercio del personal contratado, las medias forman la mitad de su plantilla y las grandes forman casi dos tercios del personal. Las entidades pequeñas y medianas forman un tercio del personal voluntario, y la mitad las grandes.
La formación para directivos es insuficiente
El informe revela que el personal más formado son los técnicos y considera insuficiente la formación de directivos, mandos intermedios y gestores de proyectos, teniendo en cuenta el impacto que generan sobre la toma de decisiones a la entidad. A la vez, propone ampliar la formación de categorías auxiliares para democratizarla y aumentar el desarrollo profesional y adaptarse a sus necesidades e intereses.
El estudio también muestra que se deben que mejorar los procesos de evaluación de la formación del tercer sector social para dar más calidad y eficacia a la formación. Algunas de las causas de esta baja evaluación se asocian a una escasa cultura de la evaluación organizacional, una carencia de conocimientos técnicos para llevarla a cabo y de personas especializadas que puedan gestionarla y las bajas expectativas que tienen los trabajadores sobre la utilidad de la formación.
Una mirada coordinada
Finalmente, el informe concluye que es necesaria una mejora de la calidad de la formación (estableciendo una política de formación profesional, mejorando la planificación y la estrategia, creando herramientas y metodologías y estableciendo sistemas de evaluación) y un incremento de la financiación para los aspectos de formación. También recomienda destinar más recursos humanos, horas asignadas y categorías profesionales. Por último, el estudio revela que la coordinación con el propio sector y otros actores es clave para contar con una visión estratégica del sector.
Durante la presentación, Sonia Fajardo, directora de formación profesional, académica y de inserción laboral de la Fundación Pere Tarrés y coordinadora del estudio, ha hecho un llamamiento a que “las entidades nos apoyamos mutuamente y compartimos el conocimiento” y ha aportado ideas de mejora como crear entornos de aprendizaje compartidos entre las entidades, un cuadro de mando común dentro del sector sobre las necesidades de formación o plataformas virtuales que tengan bancos de recursos.