La parroquia de Santa Anna recuerda a los difuntos sin hogar de Barcelona
El Hospital de Campaña hace una misa en recuerdo de aquellas 69 personas que han muerto en las calles de la ciudad en el último año
Imágenes: Ramon Ripoll
Este 2 de noviembre, con motivo de la fiesta de los Fieles Difuntos, la parroquia Santa Anna ha celebrado una misa en memoria de todos aquellos que han muerto en el último año en la calle. Fue una celebración en recuerdo a las 69 personas sin hogar, entre 28 y 88 años, que han fallecido sin hogar este año en Barcelona. Estos estaban simbolizados con unas pequeñas lápidas en las escaleras del presbiterio, cada una sellada con un nombre, por cada uno de esos que ha muerto en la calle. Todas excepto una, donde no había ningún nombre, por aquel hermano que no se contabilizara.
Fue el cuarto año consecutivo que tuvo lugar la celebración, acompañada de los fieles y parte del voluntariado del Hospital de Campaña de Santa Anna. También, con los miembros de la comunidad italiana, entre ellos, el pastor Luigi Usubelli, así como, el consejo de la Hermandad de Cofradías de Barcelona.
La hermana teresiana Victoria Molins, cuyo inicio destacó estos fieles difuntos que vivían en la calle y han muerto. Recordó, especialmente con su nombre, los cinco amigos de Santa Ana que frecuentaban y conversaban con los miembros del Hospital de Campaña: Belén, Blanca, Alejandro, Jesús y Ahmed.
Una situación indigno para ellos y para la sociedad
«Para el Hospital de Campaña de Santa Ana esta Eucaristía tiene un significado especial para recordar a todas estas personas olvidadas». Así lo declaró el párroco de la parroquia Mn. Peio Sánchez. Éste, en el momento de la homilía advirtió como el hecho de que haya «personas que duermen en la calle y mueren en la calle no solo es una indignidad para estos que lo sufren sino para toda la sociedad» que se convierte en testigo.
El párroco de Santa Ana explicó cómo, cuando acompañas a los sin hogar, vives el sufrimiento de ver cómo quedan apartados y descartados de manera injusta. En este sentido, destacó el contraste que se une en el mismo puerto de Barcelona, donde los barcos lujosos conviven junto a aquellos que no tienen ningún hogar en el que dormir. «No deja de ser un aviso a la sociedad que escandaliza. Ellos se quedan abandonados, solos y sin techo. Hoy les recordamos y queremos hacerles justicia. Una justicia necesaria al recuperar su nombre y su dignidad».
Acoger el proyecto de amor de Dios
Mn. Sánchez advirtió cómo abandonar a los hermanos «ofende a nuestro ser, imagen de Dios, ya la vez, nos aleja del proyecto del amor de Dios». Recordó que «todos somos susceptibles de ser olvidados y sólo quedará nuestro nombre en la palma de Dios».
A continuación, invitó a pedir misericordia para ellos y para nosotros para prepararnos y andar en dirección al reino de Dios. «Debemos tener paciencia porque debemos cargar con el sufrimiento de nuestros hermanos, pero con la esperanza de saber que caminamos hacia la plenitud. Una mesa en la que no habrá distancias ni diferencias y los últimos ocuparán los primeros puestos».
En ese día señalado para todos los fieles difuntos, se hizo este signo hacia aquellos que han muerto sin una cama ni un techo. Tal y como dijo el párroco, se puso la confianza en que «hacer memoria de aquellos que han muerto es una manera de recordarlos en vida y saber que ellos nos ayudan junto a Dios, haciendo posible lo que nosotros creemos imposible».