2 DE JUNIO

San Marcelino y San Pedro, mártires

El mismo verdugo informó al papa san Damas de que, durante la terrible persecución de Diocleciano (303), el juez había mandado que el sacerdote Marcelino y el exorcista Pedro fueran decapitados y enterrados de incógnito. Antes, habían estado obligados a cavar su propia tumba. La piadosa matrona Lucila, sin embargo, descubrió sus cuerpos y los enterró en el cementerio Ad duas lauros, de la Vía Labicana. Ya en el siglo VI son citados en las oraciones eucarísticas de la misa.

Si llueve a primeros de junio, el buen tiempo está lejos.

Si llueve a primeros de junio, el buen tiempo está lejos.