La fuerza de la vocación

A raíz de la campaña ‘Velas por la paz en Siria’ Sor Annie habla de la ayuda de la fe para superar el conflicto sirio

Con la campaña “Velas por la paz en Siria” Ayuda a la Iglesia Necesitada quiere recordar, especialmente esta Navidad, que la guerra en Siria no ha terminado. Casi ocho años de conflicto que han dejado como saldo, de momento, 97.000 amputados, 200.000 desaparecidos, 13 millones de refugiados y desplazados y más de 600.000 muertos. Casi ocho años en los que muchos niños no han conocido otra cosa que la guerra.

Las  palabras se quedan cortas para definir lo que los niños están pasando

Así lo explicaba Sor Annie Demerjian, religiosa de la Congregación Jesús-María, a Rome Reports fue la encargada de entregar al Papa Francisco esta vela que encendió durante el rezo del Ángelus por la paz en Siria. Un artesano de Damasco la preparó. En ella los niños de Alepo y Damasco reflejaron parte de lo que han vivido durante la guerra. “Fue un momento muy emotivo cuando le ofrecimos la vela al Papa. Me dijo: «Mis oraciones y mi pensamiento están con Siria»” contaba la religiosa.

Transformando la misión

La guerra ha transformado la labor de muchos religiosos en Siria. “Mi vocación se ha hecho más fuerte gracias a la fe de la gente, gracias a cómo se han adaptado a esta situación. Es increíble que en medio de esta dolorosa experiencia siempre dan las gracias a Dios” aseguraba Sor Annie. Su congregación en Alepo ha ayudado a cientos de familias a sobrevivir a la guerra. “Es mi casa y no me quiero ir de mi casa. Son mi gente, mi familia. Si les dejo ahora, ¿qué sentido tiene mi vocación? Ahora durante la guerra mi vocación tiene mucho más sentido”. En la ciudad se libró una de las batallas más cruentas del conflicto pero ella, aún teniendo posibilidad de marcharse, no se planteó nunca abandonar Siria.

El 40% de los cristianos sirios se han marchado

De entre los miles que han huído de Siria, muchos son cristianos que no han soportado más las penurias de la guerra. Se estima que unos 800.000 se han marchado, el 40 por ciento de los que vivían en el país. Sor Annie asegura que, pese a que la comunidad está diezmada, la fe lejos de apagarse está cada vez más viva. “A veces, cuando vemos que ha sido atacada una iglesia, siempre pensamos que al día siguiente la iglesia estará vacía pero sucede lo contrario: la iglesia está llena de gente participando en las misas o en las oraciones y eso es un gran ejemplo para nosotros”.

Sor Annie participó en Roma en un encuentro organizado por Ayuda a la Iglesia Necesitada donde explicó lo difícil que es seguir adelante en una Siria destrozada por una guerra que es necesario terminar cuanto antes.

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