«Joven, levántate y sé testigo», PEJ’22
Crónica de una joven que ha participado de la Peregrinación Europea de Jóvenes en Santiago de Compostela
Ahora que ya han pasado unos días, asimilo con mejor precisión lo que supuso la Peregrinación Europea de Jóvenes (PEJ). De los días 3 al 7 de agosto se reunieron en Santiago de Compostela hasta 12000 jóvenes católicos venidos de diferentes puntos de Europa en un encuentro que tenía por lema «Joven levántate y sé testigo» y que se celebra con ocasión del Año Santo.
700 jóvenes de Cataluña entrando en Santiago
Jesús dice «porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos» (Mt 18:20), y así fue, más de 700 jóvenes de Cataluña no quisieron perder la ocasión de participar en este encuentro. Antes, pero, de llegar a la capital gallega, la caminata para ganarnos la compostelana fue casi obligatoria. Porque llegar a Santiago haciendo el camino llena de sentido la llegada. Las conversaciones con personas que se convierten en amigas, los tiempos de silencio y reflexión, las ampollas y las agujetas que, en más de una ocasión te harían parar, pero continúas. Es haciendo frente al propio dolor como uno experimenta su pequeñez enfrente de un Dios grande, que es Amor y que nunca abandona. El sacrificio y el paisaje te llenan las manos para llegar ante la tumba del apóstol y, exhausto, soltar un «aquí me tienes».
Pero la llegada con los jóvenes que compartimos camino fue más especial de lo común. Había quién arrastraba los pies, los zapatos se le habían desgastado o ya no le quedaba agua para el tramo final. Pero todos compartíamos una sonrisa y una energía especial indescriptible que hizo que, antes de entrar en la plaza de la catedral, donde se encuentran todos los peregrinos, entonáramos la plegaria que más nos une, el Virolai. A medida que entrábamos en las calles de Santiago unos empezaron a cantar un «Rosa d’abril, morena de la serra…», al que todos seguimos hasta llegar a la Plaza do Obradoiro. Emocionante. Los jóvenes venidos de los diferentes obispados ya habían llegado, y lo hacían cantando a quien siempre nos acompaña en el camino de la vida, la Virgen María. Allí mismo, nos encontramos con el cardenal Juan José Omella y con el obispo auxiliar Mons. Sergi Gordo. Mons. Javier Vilanova, que nos había acompañado durante el camino, los saludó. Aquel mismo anochecer, entramos a la catedral por la puerta santa y compartimos un rato de vigília y de plegaria, presidida por el cardenal Omella, con diferentes jóvenes venidos de otros puntos de España.
Catequesis: Cardo. Omella y Mons. Sergi Gordo
Una vez llegados a Santiago, cada mañana recibíamos diferentes catequesis, testimonios y compartíamos con grupos pequeños las propias vivencias. La catequesis que predicó el cardenal Omella tenía de título «Jesús vive, te salva y te quiere vivo», una realidad que se sustenta a partir de 4 pilares básicos: oración, formación, sacrificio y compromiso. El arzobispo de Barcelona destacó estos cuatro puntos recordando que «es necesario hacernos pequeños y humildes para encontrar a Dios» subrayando que «Dios pensó que en el mundo le faltaba algo valioso, y te creó a ti», y es que «somos importantes para el Señor».
En la catequesis que predicó el obispo auxiliar, Mons. Sergi Gordo, alentó a los jóvenes a vivir con su testimonio de vida cristiana y a seguir anunciando «el buen Dios que es Amor y que se hace presente al mundo a través nuestro», destacando la importancia «de evangelizar con la sonrisa» y de ir acompañados en el camino de la fe.
Por la tarde, cada cual podía apuntarse a talleres organizados por la PEJ libremente, asistir a conciertos, obras de teatro o charlas que tenían lugar en diferentes puntos de Santiago.
Monte do Gozo
El 6 de agosto por la noche fue el primer día que vimos el Monte do Gozo lleno de los 12000 jóvenes que habíamos asistido. Se llevó a cabo una vigília de plegaria, acompañada con música y testimonios. Bajo la luz de las estrellas y con Santiago de Compostela a nuestros pies, fue un momento muy especial de oración y reflexión de todo lo que se había vivido.
El último día, 7 de agosto, finalizó con una eucaristía también en el Monte do Gozo, que quedó repleto de camisetas amarillas. El cardenal Antonio Marto, enviado especial del Papa, dirigió estas palabras: «Habéis vivido una serie de bellos y enriquecedores encuentros y experiencias. Su belleza y riqueza no son solo para vosotros, sino para que lo comuniquéis a los otros».
En suma, ha sido un encuentro que ha fortalecido lazos entre parroquias y entre diócesis. Ha supuesto un enchufe de recarga para la fe: compartir con la comunidad una base fundamental de la vida del joven creyente, como es la relación con Dios. Un apoyo para empezar con fuerzas el nuevo curso y el entrenamiento para lo que será la JMJ Lisboa 2023.