«Haciendo visibles los invisibles»

Viqui Molins y el P. Ángel presentan su publicación conjunta "Dios en la calle" con motivo de la Jornada Mundial de los Pobres

Humildad, sentido del humor y entrega a los demás son tres de las cualidades en común entre la Teresiana Viqui Molins y el Padre Ángel. Que con motivo de la Jornada Mundial de los Pobres, que ha convocado el papa Francisco este 19 de noviembre, han presentado su publicación conjunta, titulada «Dios en la calle».

El libro se organiza a partir de cartas cruzadas entre los dos, en las que comparten al lector confidencias, anécdotas y vivencias de su vida dedicada a los más necesitados. El acto tuvo lugar en la Parroquia Santa Ana, donde tiene lugar el Hospital de Campaña que la teresiana inició siguiendo la acción que el P. Angel había puesto en marcha en la parroquia de San Anton para ayudar la gente de la calle.

A modo de diálogo, moderado por el rector de Santa Ana, Peio Sánchez, autor del prólogo del libro, se presentó el libro. Este es un relato que llega con una intención clara por ambos autores: «hacer visibles a los invisibles», explica la Hna. Molins. También – añadía el P. Ángel- «mostrar que hay más de una Madre Teresa de Calcuta, como V. Molinos».

¿Cómo fueron los inicios? ¿Cómo veis el Papa? ¿Qué le dirías a Dios? Son algunas de las preguntas que les hizo Mn. Peio y que respondieron desde su experiencia con sus hijos de la calle. Uno desde Madrid y la otra desde Barcelona, ​​dejando por cada respuesta un consejo para la vida. Ambos darían la «gracias a Dios». Coincidieron en el hecho de saber escuchar al otro cuando lo necesita o en la fuerza de un abrazo para aquel que no encuentra una salida. Se refirieron a sus «hijos de la calle», aquellos por los que sufren cuando hace días que no ven y los que miran con los ojos de un padre o madre. Ante los problemas, Viqui Molins puso la fe y el sentido del humor, que «ayuda a ver los problemas más pequeños cuando termina el día».

Los asistentes se sumaron también, en la ronda de preguntas, algunas como «¿qué es lo más difícil de afrontar» a que contestaron «la impotencia a ver que no se puede hacer nada» o ante la paciencia que hay que tener, momento en que hay que «pensar en Dios», dijeron. Al final todos terminaron en una larga cola para llevarse su libro firmado y dedicado por estos dos enviados de Dios en la calle.

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