¿Cual es el precio de nuestro consumo?
'Justícia i Pau' Barcelona organiza un acto para reflexionar y promover acciones contra la explotación humana y devastación ambiental
Justícia i pau Barcelona organizado este fin de semana en marcha la jornada El precio de nuestro consumo: explotación humana y devastación ambiental, donde se reunieron 70 asistentes el pasado 11 de noviembre en la ciudad de Barcelona para presenciar una mesa redonda con la participación de Marta Conde, miembro del ICTA (UAB); Abbé Aurélien Rukwata, director de Justicia y Paz Butembo-Beni (R.D. Congo) y José Eizaguirre, experto en ecología, consumo y estilos de vida alternativos. Una mesa redonda moderada por Arcadi Oliveres, presidente de Justicia y Paz Barcelona, que fue acompañada de dos talleres simultáneos y un cinefórum con el objetivo de «generar incidencia ante las autoridades políticas, educación ante la ciudadanía y movilización social; así como generar reflexión personal y acciones colectivas».
Las grandes empresas que comercializan y fabrican los productos con recursos naturales provenientes de zonas en conflicto no establecen medidas de control para asegurar que las diversas empresas implicadas en la cadena de suministro del producto final actúen con criterios éticos. Y es que las causas que Marta Conde ha podido detectar en cuanto a esta situación global se pueden resumir en dos: «las causas estructurales, como pueden ser la falacia del desarrollo sostenible o las reformas neoliberales que han provocado que desde 1900 la biomasa mundial se haya reducido a un 25% «, y las causas directas, como las extracciones de energías no renovables o fósiles. Unas causas que incorporan sus impactos, donde la experta ha diferenciado dos en concreto: «los ambientales, como los movimientos de los suelos, la deforestación o la pérdida de la diversidad. Y, por otra parte, los sociales, es decir, los desplazamientos forzados de las comunidades que habitan en las zonas donde se encuentran los yacimientos «.
Impactos que acaban desembocando en una realidad paradójica, como es el caso de la R.D. Congo, donde encontramos un país «muy rico en recursos naturales, pero con una población empobrecida», tal como explicó el Abbé Aurélien. Una situación que se complica «con la corrupción y la mala gobernanza general por parte del Estado». De esta manera, el director de Justicia y Paz Butembo-Beni remarcó la necesidad de aplicar los reglamentos y códigos que ya existen redactados por expertos congoleños, pero que el gobierno ignora, así como frenar «la explotación y · legal por parte de los países vecinos y empresas multinacionales «.
Es por ello que, desde Justicia y Paz de Butembo-Beni, se ha promovido la lucha en contra de la situación de desigualdad creada por la abundancia de recursos, con un trabajo que se divide en cuatro ejes: «las conversaciones entre las tres partes involucradas en el conflicto (población, estado y empresas), creación de textos educativos, la incidencia política para provocar un cambio y la difusión para un mayor conocimiento de la realidad «. Estos ejes buscan el objetivo de hacer que
las poblaciones afectadas participen y se impliquen en la transformación, ya que «no se puede desarrollar una población, se puede ayudar a una población a desarrollarse. Si no es con nosotros, está contra nosotros «, remarca el Abbé.
Sin embargo, José Eizaguirre, en una última intervención, tuvo la oportunidad de hacer visibles aquellas alternativas que recaen en las manos de los consumidores, abogando por un consumo sustentado en «un cambio de conciencia y de mentalidad». En este sentido, a las ya conocidas como «tres Rs» de la sostenibilidad (Reducir, Reutilizar y Reciclar), él añade al inicio una cuarta: el Rechazo de todos aquellos mensajes que nos llegan por parte de la » sociedad de consumo «. Todo ello, teniendo en cuenta «pequeñas medidas, sencillas» como la compra de productos de segunda mano: «comprar de segunda mano no es de pobres, es de sabios», explica Eizaguirre, y añade que estos pequeños cambios personales y espirituales deben llegar a la vertiente política: «se debe invitar a la reflexión colectiva, no sólo la transformación personal».