Consumo y juego responsable
La Fundación Pere Tarrés propone 10 pautas para fomentar el consumo responsable de juegos y juguetes

Si bien los niños y jóvenes juegan durante todo el año, el 70% de las ventas de juguetes se realiza durante la campaña de Navidad, según datos de la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes (AEFJ). La gran oferta de juguetes que entretienen y divierten y, a menudo, enseñan, hace que olvidemos que el juego más estimulante se encuentra en la imaginación y la fantasía. El consumismo asociado a la celebración de la Navidad nos lleva, en ocasiones, a confundir el juego con el juguete y nos hace olvidar que «jugar significa compartir, desarrollar la creatividad, trabajar las emociones, la libertad, las relaciones interpersonales, las habilidades motoras y pasarlo bien», como afirma Bet Bartrina, docente de los cursos de ocio de la Fundación Pere Tarrés, que ha elaborado 10 pautas para fomentar el consumo responsable:
- Elegir juegos o juguetes donde el niño participe de forma activa y que no sea sólo un simple espectador.
- Buscar un juego o juguete que estimule al niño diferentes aspectos como: la creatividad y la imaginación, la socialización o la cooperación, entre otros.
- Pensar en el entorno que nos rodea e intenta elegir productos que no estén fabricados con materiales nocivos para la salud y para el medio.
- Recordar la tienda de barrio y el comercio de proximidad: a menudo los artesanos fabrican juegos y juguetes con materiales resistentes y de calidad que duran más tiempo.
- Mirar que en la caja aparezca el sello de la CE donde dice que aquel producto ha pasado los controles de calidad.
- Hay muchos tipos de juegos y juguetes: de mesa y tablero, tradicionales, de construcciones, motrices. Evitamos las bélicas y las que reproducen estereotipos de género.
- Al envolver el paquete hacerlo con papel que se pueda reciclar posteriormente. En las tiendas hay diferentes tipos de papel pero hay que recordar que los que llevan motivos brillantes y plástico añadido son nocivos para el medio.
- Tener cuidado con la publicidad y leer la letra pequeña. A veces, lo que se ve en los medios de comunicación y lo que aparece en la caja que envuelve el producto no es, realmente, el mismo juguete que contiene dentro.
- Pensar, con el juego o juguete en las manos, si el precio que ha indicado es el adecuado. No hay que quedarse un producto si, verdaderamente, no se está convencido o convencida.
- Compartir tiempo de juego con los niños es la mejor manera de fortalecer los vínculos afectivos y educativos entre padres e hijos. No hay que olvidar que los padres y madres son los primeros compañeros de juego de los pequeños.
El juego «es una actividad libre y su vivencia hace que el aprendizaje sea significativo en el crecimiento personal del niño» afirma Bet Bartrina. En la primera infancia, el niño descubre quién es y experimenta qué es capaz de hacer. Con el juego simbólico, el niño copia el mundo de los adultos e interactúa con sus compañeros, primero de manera desordenada y luego de manera ordenada y en la medida que crece, con la incorporación de los juegos con reglas, aprende a adaptarse a las diferentes situaciones que se le plantean, trabaja en equipo cuando el juego es cooperativo, toma decisiones si es necesario y es capaz de ponerse en el lugar de sus compañeros de juego.
El juego y el mundo de la educación y el ocio
El juego es la herramienta innata que los niños y niñas utilizan para aprender y conocer su entorno. Como sintetizaba la pedagoga María Montessori: «el trabajo de los niños es jugar». La estrecha vinculación entre el juego y el mundo de la educación y del ocio infantil y juvenil hace que por la Fundación Pere Tarrés el juego se convierta en una actividad clave en la vida de los niños y jóvenes. Tal es la trascendencia del juego que queda recogida en el artículo 7 de la Declaración de los Derechos del Niño (1959): «El niño debe disfrutar plenamente de juegos y de recreaciones, los cuales deberán estar orientados hacia los fines perseguidos por la educación; la sociedad y las autoridades públicas se esforzarán por promover el goce de este derecho. »
Desde la Fundación Pere Tarrés animan a educadores, monitores y familias a convertir cualquier objeto un juguete fascinante, sólo poniendo en marcha la imaginación. Jugar es una actividad necesaria y espontánea que permite que los niños exploren y conozcan su entorno y despierten un gran abanico de emociones importantes en el proceso de crecimiento.
Fuente: Departamento de Prensa de la Fundación Pere Tarrés