¿Cómo acompañar a la familia en la enfermedad?

Más de 150 personas acuden al encuentro anual del Secretariado Interdiocesano de la Pastoral de la Salud de Cataluña

¿Cómo acompañar a la familia a la enfermedad? Entorno este tema se planteó el XXIX encuentro anual del Secretariado Interdiocesano de la Pastoral de la Salud (SIPS), que ha tenido lugar este 4 de noviembre y que reunió cerca de 150 de personas de todas las diócesis de Cataluña. Entre los asistentes, estaba el obispo auxiliar de Terrassa, Mons. Salvador Cristau, responsable de la Pastoral de la Salud de la Conferencia Episcopal Tarraconense, así como, el obispo auxiliar de Barcelona Mons. Antoni Vadell, que asistía por primera vez al acto.

El Director- coordinador del SIPS, Mn. Manuel Bajo, destacó como «la experiencia de la enfermedad puede desestabilizar la familia o ayudar a encontrar un nuevo equilibrio, desquició-la o estrechar sus lazos y su unión; alejarla o acercarla a Dios». En este sentido, destacó los miembros de la pastoral de la salud, como actores fundamentales para «acompañar, discernir e integrar estos miembros de la familia ante las dificultades y fragilidades de la vida».

Desde la Amoris Laetitia

La parte teórica fue a cargo en, primer lugar, del Pare Francesc Riu que hizo una aproximación a la Amoris Laetitia. Concretamente, glosó los diferentes capítulos de la exhortación del Papa destacando, sobre todo, aquel contenido donde pide a los agentes pastorales «estar al lado de las familias y renovar la acción pastoral y misionera», «acompañando con más cuidado los más frágiles» , tal como dice en el capítulo sexto. También, subrayó, especialmente, el capítulo noveno, cuando el papa Francisco pide: «Tengamos hacernos cuidado unos de otros» para «construir un mundo en el que nadie se sienta solo».

Acoger, discernir e integrar

También, desde su experiencia como delegado de pastoral familiar en Barcelona, ​​Mn. Manel Claret presentó los requisitos necesarios que piden los enfermos y familiares: la paciencia, la actitud de servicio, la amabilidad, el compromiso con la eucaristía… Expuso, como «cada enfermo es un caso concreto, que merece partir de su realidad» y que necesita ser atendido desde sus atenciones primarias como «ser amado». Esgrimió los tres requerimientos que todo enfermo necesita por parte de la familia, como: la acogida, el discernimiento y la integración.

Según mencionó, las «macro familias» de antes ahora son «micro familias» y a veces parece que «se sientan menos responsables de la atención de los enfermos en la familia». En cuanto a los retos que hay hoy en día, Mn. Claret, pidió el de «fortalecer la dimensión espiritual de la persona», sobre todo en un momento en que la familia es más «débil y débil».

Fue una jornada clave para empezar el curso, indispensable para formar a los agentes de la pastoral y recordarles que tienen en sus manos un año más la posibilidad siquiera de amortiguar los afectos de la enfermedad poniendo al frente los lazos familiares .

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