Barcelona recupera la fiesta de Corpus en el exterior de la Catedral

La Avenida de la Catedral acoge con mucha expectación y alegría la celebración de Corpus Christi cumpliendo con el aforo permitido

Fotografías: Catedral de Barcelona y Dr. G. Simón 

Gigantes preparados, invitados sentados con mascarilla y según el aforo autorizado. Cámaras preparadas. Mucha expectación y alegría por la celebración de Corpus que este año sí, ha vuelto a salir al exterior de la Catedral. Tal como dijo el cardenal una muestra que, poco a poco, la pandemia se aleja. «Vemos la luz al final del túnel gracias a la responsabilidad de todos y en las vacunas», dijo, agradeciendo la labor de científicos y sanitarios, dijo.

El arzobispo de Barcelona, ​​el Card. Juan José Omella, presidió la celebración, concelebrada con el cabildo catedralicio, los sacerdotes y los diáconos. También había presentes representantes las órdenes del Santo Sepulcro, de la Cruz de Malta y la Cruz de San Jorge. En total, asistieron 850 personas cumpliendo con los requerimientos establecidos por el PROCICAT.

«La Eucaristía nos hace ser misioneros»

Durante la homilía, el cardenal hizo referencia a los 701 años de la procesión Corpus. Como dijo, una fiesta que ensalza el cuerpo de Cristo que alimenta los cristianos. «La Eucaristía nos fortalece y alimenta, nos confraterniza unos con otros. Personas de aquí y de allí. Todos hoy congregados en la catedral nos sentimos hermanos porque la Eucaristía nos recuerda que todos somos hijos de Dios, y que somos constructores de paz y esperanza en medio del mundo. Nos empuja a ser misioneros».

En este sentido, Omella recordó como Corpus Christi es también la fiesta de la Caridad, que nos llama a todos a la solidaridad y atención para los más vulnerables. Citó «las tres grandes acciones con las que debe caminar la Iglesia», que se traducen en las tres «c»: «culto, cultura y caridad».

Procesión

Tras la bendición del pan y del vino, con orden se comulgó y, a continuación, se dio paso a la esperada procesión. La custodia, sobre el trono del rey Martí l’Humà, salió precedida por los gigantes y comparsas y el cortejo que recorrieron el perímetro del cerrado habilitado para la misa. Participaron el Águila, los Gigantes de la Ciudad con los Cabezudos Macers y los Gigantes del Corpus, además del clero y la Custodia. Aunque no se unieron a la procesión, también estuvieron presentes otros miembros del Cortejo Popular. Finalizó con la reverencia y baile ante la custodia.

Después de la bendición final, el cardenal Juan José Omella agradeció a todos su participación en esta tradición tan arraigada en Barcelona. Instó no perder nunca la esperanza y se despidió hasta el próximo año. La alegría se tradujo en una ovación de los asistentes que entonaron el Virolai.

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