Card. Omella: «La Eucaristía es el centro de la vida cristiana»
El arzobispo de Barcelona preside la celebración de Corpus Christi y recuerda que «Dios está presente en la ciudad y vive con los barceloneses la felicidad y el sufrimiento»
No pasa todos los años, que la procesión de Corpus Christi coincida con la víspera de San Juan. Así ha sido este domingo 23 de junio de 2019, que ha tenido lugar la adoración del paso de la custodia en una de las veladas más mágicas del año.
Acompañada de los petardos que sonaban en las calles del barrio gótico, la custodia, salió a los pies de la catedral para la esperada celebración de Corpus. El arzobispo de Barcelona, el cardenal Juan José Omella, presidió la misa, acompañado de los obispos auxiliares, los canónigos y los sacerdotes y los diáconos de la Iglesia barcelonesa. También, los miembros de la Orden de Malta y del Santo Sepulcro ocupaban su lugar junto a la curia.
Aunque la fecha era señalada, la multitud de los fieles y devotos no faltó a la cita. Entre estos, destacaban las cofradías identificadas con su «bandera» y los niños y niñas que este año hacen la primera comunión.
Signo de unión entre hermanos
Durante la homilía, el cardenal Omella enfatizó en el significado de la Eucaristía: «centro de vida cristiana, que hace y construye la Iglesia». Según dijo, «es la Eucaristía que constituye el pueblo cristiano como pueblo de Dios y nos alimenta». En este sentido, destacó que «nos hace vivir la unión en Jesucristo, la fraternidad entre nosoltros y nos da la fuerza de Jesús, como signo de amor permanente».
Fraternidad y caridad
En su intervención, el arzobispo profundizó en el Plan Pastoral de la diócesis, que este año vive el eje de la Fraternidad. «Un objetivo pastoral al que nos tenemos que implicar». En esta línea de hermandad, subrayó que en Corpus celebramos también el día de la caridad. «El Corpus nos recuerda que Dios escucha el grito de los que sufren. Pobreza material, salud, soledad, la pobreza de no conocer a Dios, etc». Una caridad, que, tal como dijo el cardenal, necesita estar organizada, y la Iglesia lo hace a través de la Cáritas diocesana y parroquial.
Camino con el Señor
El cardenal Omella, recordando el Éxodo, dijo que es en este signo con Dios donde Él nos invita de desprendernos de todas las cosas por ser sólo corazón. «Un corazón que ama a Dios presente en la Eucaristía», dijo. En esta situación de adoración, el arzobispo invitó a pedir al Señor «un reino de paz, justicia, libertad y amor».
Alertó que los cristianos no caminan solos en este reino. Al igual que Moisés contó con Él en Barcelona también está. «Dios está presente en nuestra ciudad, y quiere vivir con nosotros la felicidad y el sufrimiento». «El Señor no nos abandona nunca. De hecho, nos da todo lo que necesitamos para vivir como apóstoles y ser transformadores de la sociedad», dijo.
Procesión
Una vez finalizada la celebración, la custodia, sobre el trono de Martí el Humano, se puso en marcha con Dios presente en la Eucaristía. Siguió el recorrido tradicional: desde Plaza Nova, en la calle Arcs, pasando por Portal del Ángel y la calle Condal, Via Laietana y Joaquim Pou, hasta llegar a la avenida de la Catedral. Abriendo el paso, caminaban las hermandades y cofradías, niños de la primera comunión, sacerdotes y el arzobispo que seguía el paso al ritmo de la custodia. Al llegar a los pies de la catedral, siguiendo la tradición, esperaban el bestiario que reverenció ante la custodia.
Una ovación al Señor
Finalmente, el arzobispo Omella hizo la bendición del Santísimo. La bendición terminó, con un aplauso al Señor. «Una ovación a Dios presente en nuestras vidas y en nuestra ciudad», dijo el obispo.
«Esta verbena la habéis hecho más bonita con vuestra devoción y estima. Viviendo esta fe con las raíces cristianas que tenemos. Que nadie nos robe la alegría, la fraternidad, la esperanza de que sale del Señor», añadió.