2.300 personas viven Ramos en la Sagrada Familia

El obispo auxiliar Mons. Toni Vadell preside la multitudinaria misa en el templo Gaudiniano

Domingo de Ramos llegó un año más a la Sagrada Familia. Palmas, palmones, ramas de laurel y de olivo se han levantado para conmemorar el recibimiento de Jesús a la ciudad de Jerusalén. El templo gaudiniano acogió más de 2.300 personas, a las cuales se suman las que se reunieron en el exterior.  La plaza de la Sagrada Familia se llenó para recibir al obispo auxiliar de Barcelona, Mons. Antoni Vadell. De los más pequeños hasta los más grandes, familias enteras, no se quisieron perder la bendición de los ramos y reflexionar recordando la Pasión de Cristo.

Buscando la mirada de Dios

El obispo auxiliar de Barcelona invitó a toda la feligresía a redescubrir la Pasión y lo hizo fijándose en tres miradas. “La primera es aquella mirada del centurión al ver la muerte de Jesús”. “Estos puedes ser tú. Quizás te sientes lejos de Dios y la religión pero ante la cruz, puedes abrir el corazón ante Jesús” explicaba el obispo Vadell.
La segunda mirada a la que se refirió el obispo auxiliar es la de todas las personas que lo siguieron desde Galilea. “Tú también te puedes sentir identificado con estas personas que se miraban a Jesús desde la lejanía” explicaba el obispo. “Muchos de vosotros quizás habéis salido de vuestro mundo referencial, de vuestro ego, para seguir a Jesús. Sigue al Señor y hacedlo esta Semana Santa, dejaros conmover por Él”.

Por último el obispo Vadell propuso la mirada de Jesús. “Él conocía las fragilidades de Pedro cuando lo negó tantas veces. Lo hizo por miedo”. Así el obispo asegura que “todos somos frágiles y en nuestra vida habita el miedo. Por eso Dios te quiere mirar con misericordia”. El obispo auxiliar de Barcelona, para finalizar, invitó a todos los feligreses a “buscar esta mirada porque el Señor os quiere abrazar con su mirada y daros un coraje especial”. Por último Toni Vadell pidió a todos los presentes: “Vivid esta gran semana de los cristianos buscando esta mirada de Jesús”.

La bendición

La bendición de las palmas y palmones de los fieles se llevó tanto dentro del templo como fuera, a la fachada de la Pasión entre la Calle Sardenya y la plaza Sagrada Familia. El obispo Vadell fue el encargado de hacer ambas bendiciones. Una vez finalizadas, se leyó “el Evangelio del burret” que narra la entrada de Jesús en Jerusalén y el entusiasmo de sus seguidores que lo acompañaban llevando palmas y ramas de olivo, lanzándolas al suelo, formando una alfombra.
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