Solidaridad con la Iglesia diocesana

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(Domingo, 14/11/2010)

Cuando todavía tenemos muy viva en nuestra conciencia la visita del Papa a Barcelona, celebramos este domingo la jornada dedicada a la Iglesia diocesana, llamada entre nosotros día de “Germanor”. Dice así el lema de este año: “La Iglesia, comunidad de fe, de caridad y de esperanza”.

Todos los que formamos la Iglesia nos hemos de sentir solidarios y responsables de su misión, que consiste en continuar la misión de Jesucristo en el mundo, que consiste básicamente en anunciar su Buena Noticia. El lema de la jornada de este año nos habla de que la Iglesia está formada por comunidades que viven la fe, la caridad y la esperanza. Son las tres virtudes llamadas teologales, porque adaptan las facultades del hombre a la participación de la naturaleza divina. Como dice el Catecismo de la Iglesia católica, “las virtudes teologales hacen referencia directa a Dios, disponen a los cristianos a vivir en relación con la Santísima Trinidad y tienen a Dios por origen, por motivo y por objeto.

La fe es la virtud teologal por la que creemos en Dios y en todo lo que Él nos ha dicho y revelado, sobre todo en su Hijo Jesucristo, quien, como afirma san Juan de la Cruz, es su palabra y no tiene ninguna mejor que decirnos.

La esperanza es la virtud teologal por la cual deseamos el reino de Dios, ahora incoado en la tierra y que tendrá su plenitud en el cielo. Procuremos vivir esta virtud confiando en las promesas de Cristo y apoyándonos no en nuestras fuerzas sino en el auxilio de la gracia del Espíritu Santo.

La caridad es la virtud teologal con la que amamos a Dios por sí mismo y sobre todas las cosas, y a nuestro prójimo como a nosotros mismos por amor a Dios. Esta caridad, como las otras dos virtudes, tiene una dimensión vertical, esto es, hacia Dios, pero tiene también una dimensión horizontal, hacia nuestro prójimo, porque Jesús, en el Evangelio, une inseparablemente el amor a Dios y el amor al prójimo, sobre todo al más débil, pobre y necesitado.

La Iglesia existe para evangelizar, para suscitar en las personas la vivencia, en su espíritu y en sus obras, sobre todo de las tres virtudes teologales. Esta es su misión fundamental, que denominamos la pastoral.

Ahora bien, cualquier actividad pastoral necesita de unos medios materiales, pequeños o grandes. La acción pastoral de la Iglesia necesita de un apoyo económico para poder desarrollar su misión. Sin este apoyo, la Iglesia difícilmente podría llevar a cabo las tareas pastorales que exigen nuestros días ni, sobre todo, apoyar a las personas y a las familias más afectadas por la crisis económica actual. Y hemos de reconocer que es mucho lo que las parroquias y las instituciones de la Iglesia hacen en este sentido, sobre todo por medio de Cáritas Diocesana y las Cáritas parroquiales.

En nuestra diócesis de Barcelona, como en las otras diócesis de Cataluña, hacemos un esfuerzo para hacer la economía muy transparente, para darla a conocer a todos y para sensibilizar a los cristianos y a todas las personas que conozcan y valoren las actividades de la Iglesia para que quieran ayudar económicamente por los medios que tienen a su alcance.

Antes he mencionado la visita del Papa. La visita del Santo Padre a las Iglesias locales comporta una toma de conciencia de lo que es la Iglesia diocesana. Nuestra archidiócesis de Barcelona es la Iglesia que está en comunión con la Iglesia de Roma y, por medio de la comunión, afectiva y efectiva, con el sucesor de san Pedro. Nuestra Iglesia no es –ni quiere ser- una Iglesia aislada y solitaria. Es y quiere ser una comunión muy arraigada en nuestra tierra, pero también muy abierta a la comunión católica y muy solidaria con las necesidades de nuestra sociedad.

 

Lluís Martínez Sistach

  Cardenal arzobispo de Barcelona

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