(Domingo, 21/11/2010)
La crisis económica que estamos viviendo tiene muchas víctimas. Por desgracia es un fenómeno persistente, una de cuyas manifestaciones es la falta de trabajo, la situación de paro en que se encuentran muchas personas.
Más de 50.000 personas se han dirigido a Cáritas en las diócesis de la provincia eclesiástica de Barcelona, de enero a octubre de este año, porque han necesitado ayuda para afrontar los gastos más básicos, como la alimentación familiar, alquileres y pago de habitaciones, recibos de luz, agua y gas, transporte, libros y material escolar.
El principal problema que presentan las personas atendidas por Cáritas y que están en edad laboral, es una altísima tasa de paro que supera el 62 %. Tan sólo el 11 % de estas personas atendidas tiene un trabajo con contrato.
Como consecuencia de esto, Cáritas también constata un aumento alarmante de situaciones personales y familiares, en las que la falta de expectativas laborales sume a las personas en el desánimo y la postración. Sólo el apoyo, sobre todo de las familias y de las entidades de atención social, públicas o privadas, alivia en parte los graves problemas de tantas familias, las de aquí y las que han llegado de fuera.
Ante esta realidad, nuestra Cáritas pide a los Gobiernos que se atorgue la máxima prioridad a la atención a las personas. Las personas no quieren subsidios, quieren trabajo. Y pide también que todos sepamos ver y valorar, por encima de todo, a las personas y no sus rasgos étnicos diferenciales.
Cáritas pide a las administraciones que se gestionen con rigor los gastos para lograr la máxima eficiencia social y que el derecho al trabajo y el derecho a la vivienda se conviertan en derechos reales que permitan a las personas afrontar sus necesidades personales y las de sus familias.
En estos momentos difíciles para muchas personas, puedo afirmar que la Iglesia está haciendo un esfuerzo considerable para ayudar a las víctimas de la crisis. Ciertamente son respuestas limitadas ante las necesidades detectadas. Pero son una expresión real de solidaridad con las personas más afectadas por la crisis actual.
En nuestra última reunión, los obispos de las diócesis catalanas publicamos una nota sobre las próximas elecciones al Parlamento de Cataluña. En dicha declaración animamos a los católicos y a todos los ciudadanos y ciudadanas de buena voluntad a participar activamente en las próximas elecciones al Parlamento y a hacerlo de forma reflexiva y a conciencia, haciendo un discernimiento de los valores propuestos en los diversos programas electorales.
Entre los criterios para hacer este discernimiento se señala, en primer lugar, éste: las medidas que propone cada partido para afrontar la crisis económica y para crear una solidaridad efectiva hacia los que más sufren.
Los otros criterios propuestos en la misma declaración son la tutela del derecho a la vida, desde la concepción hasta la muerte natural; el reconocimiento, promoción y protección de la familia; el respeto de la libertad de los padres en la educación de sus hijos; la respuesta justa y digna al colectivo de los inmigrantes y a todo lo que signifique mayor justicia social; la promoción de la libertad religiosa; y la valoración de lo que conforma la identidad propia de Cataluña.
† Lluís Martínez Sistach
Cardenal arzobispo de Barcelona