Esta semana quisiera comentar dos hechos relativos a la Congregación Salesiana, fundada por san Juan Bosco. El primer hecho es que esta congregación, bien presente en nuestra ciudad y diócesis desde la vida del fundador, sobre todo por las históricas Escuelas Profesionales de Sarriá, tiene un nuevo rector mayor, que se convierte así en el décimo sucesor de san Juan Bosco. Se trata del español Ángel Fernández de Artime, que toma el relevo del mexicano Pascual Chávez, que ha sido rector mayor los últimos doce años.
El nuevo superior general de los padres salesianos fue elegido en el último capítulo general de la congregación, que se clausuró en Roma el pasado 12 de abril. Nació el 21 de agosto de 1960 en Gozón-Luanco, Oviedo. En 2009 fue nombrado inspector de la congregación en Argentina Sur. Durante su paso por ese país, conoció y colaboró ​​con el que entonces era arzobispo de Buenos Aires, el papa Francisco.
El segundo hecho es que una de las primeras tareas del padre Ángel Fernández será preparar las celebraciones del bicentenario del nacimiento de san Juan Bosco, que se llevarán a cabo durante todo un año, del 16 de agosto de 2014 al 16 de agosto de 2015. El santo conocido por todos como Don Bosco nació en Becchi, en el norte de Italia, el 16 de agosto de 1815. Huérfano de padre a los dos años, recibió una profunda educación cristiana de su madre, Margarita Occhiena, una mujer santa e inteligente, modelo de madres.
Desde su infancia, y más aún cuando ya fue sacerdote, la misión del santo se desarrolló entre los jóvenes. Para realizar su gran labor social y evangelizadora con ellos, fundó dos congregaciones: los Padres salesianos y las Hijas de María Auxiliadora. La congregación salesiana hoy está presente en 132 países y cuenta con 15.000 miembros.
Como ha dicho el nuevo rector mayor de la congregación, «el mundo juvenil de todo el mundo es la tierra que el Señor nos da como nuestro propio campo de misión. Don Bosco fue un hombre de escucha: supo interpretar las necesidades de los jóvenes más abandonados, por lo que el Señor nos pide que nos pongamos a la escucha de los jóvenes de hoy, junto con mis hermanos y nunca sin ellos».
Don Bosco murió el 31 de enero de 1888 en Turín. Dos años antes, en 1886, visitó nuestra ciudad y la obra de los entonces llamados Talleres salesianos, en Sarrià. En la basílica de la Merced recibió de manos de unos barceloneses la donación de unos terrenos en el Tibidabo, donde se levantó una pequeña ermita, que fue el núcleo de la actual basílica del Sagrado Corazón. La ciudad de Barcelona, que siempre ha recordado y estimado la gran obra social de este santo, se dispone con júbilo a celebrar este bicentenario salesiano.