Carta con motivo del anuncio de creación del cardenalato de Mons. Omella

A los presbíteros, diáconos, religiosos, religiosas, laicos y laicas, miembros del Consejo Pastoral Diocesano y de los consejos parroquiales y arciprestales, escuelas cristianas, maestros y profesores de religión, dirigentes de movimientos, asociaciones y otras entidades diocesanas.

Queridos diocesanos,

Ayer al mediodía, cuando acababa de bendecir un nuevo local de Cáritas en la parroquia de la Mare de Déu dels Desemparats, en Hospitalet de Llobregat, recibí con alegría la noticia de que el papa Francisco, a la hora de la oración del Regina Coeli, anunció que en el consistorio programado para el próximo día 28 de junio crearía cinco nuevos cardenales, como manifestación de la catolicidad de la Iglesia, entre los que -como ya sabéis- está mi nombramiento.

 

En primer lugar, deseo sobre todo expresar al Santo Padre mi agradecimiento porque es una expresión de su generosidad hacia la archidiócesis de Barcelona y hacia mi persona. Y, siguiendo el espíritu y las enseñanzas de nuestro papa Francisco, quisiera decir que tenemos que recibir este hecho liberándolo de toda interpretación de mundanidad, y haciéndolo una ocasión para renovar nuestra fe y «dar razón de nuestra esperanza «, con unas actitudes personales y colectivas cada vez más coherentes con el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo y con comunión con su representante, el «dulce Cristo en la tierra», como decía santa Catalina de Siena.

Mi deseo es que este nombramiento sea un estímulo para toda la archidiócesis de Barcelona a continuar en la línea de hacer cada vez más -como nos ha pedido el papa Francisco- «una Iglesia pobre y al servicio de los pobres» y llevar adelante el trabajo de la evangelización misionera en esta sociedad catalana de hoy, marcada por la secularización, pero en la que también están vivos muchos fermentos de fecunda vida cristiana. Seamos testigos de esperanza, confiando en el Señor resucitado que sigue con su Iglesia y nos envía el Espíritu Santo que renueva siempre la faz del mundo y de la Iglesia de Jesucristo, como recordamos estos días en los que nos preparamos para celebrar la Pascua del Espíritu, Pentecostés.

Estos meses estamos trabajando para preparar entre todos el nuevo Plan Pastoral Diocesano, que inspirará la acción de la archidiócesis los próximos años. Que esta noticia nos aliente a llevar adelante este trabajo colectivo, del que, con la ayuda de Dios, esperamos muy buenos frutos.

También quiero expresar mi reconocimiento y gratitud a la intensa labor pastoral hecha aquí por los cardenales que me han precedido en esta sede, en especial los últimos, Narcís Jubany, Ricard M. Carles y Lluís Martínez Sistach, este último muy presente entre nosotros, con su consejo y su colaboración.

Quiero agradecer a todos los sacerdotes y diáconos, a los religiosos, así como a todos los laicos y laicas, que colaboran a diario en las tareas pastorales y de gobierno de nuestra archidiócesis, su entrega y dedicación, que sigan trabajando por una Iglesia en salida, viva y que sepa contagiar a todo el mundo la alegría del evangelio.

A los diocesanos les pido, muy especialmente, que me quieran seguir acompañando con su oración para que el Señor me ayude siempre a ejercer esta nueva responsabilidad con una actitud de servicio a la Iglesia y a nuestra sociedad de la Cataluña actual. Me complace expresaros mi agradecimiento por la buena acogida que me habéis dispensado, que es para mí un estímulo a trabajar con renovada generosidad al servicio de esta comunidad diocesana que es la iglesia que peregrina en Barcelona, bajo la entrañable protección maternal de María Santísima.

Con todo mi afecto, os saludo y bendigo,

+ Juan José Omella Omella

Arzobispo metropolitano de Barcelona

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