Un techo solidario en la Barceloneta
El Proyecto Sostre celebra 25 años de puertas abiertas que acogen los sin techo permanentes del barrio barcelonés

Hace 25 años, un grupo de vecinos y vecinas de la Barceloneta vieron la degradación de las personas que dormían de forma «fija» en las calles del barrio. Primero, pensaron juntos si era posible hacer algo. Decidieron relacionarse con ellos, estableciendo una relación de conocimiento y de amistad. Paralelamente, pensaron en algo más organizado con el objetivo de reconducir sus vidas hacia la normalidad. Se dieron cuenta que lo que más necesitaban era un techo bajo el que dormir. El ofrecimiento por parte de la parroquia de Santa Maria de Cervelló, actualmente centro de Cáritas Diocesana de Barcelona, de unos locales se abrió la posibilidad de hacer real este deseo.
Este es el comienzo de la historia del Proyecto Sostre, un local solidario situado en la calle Pescadors número 42 que acoge desde 1992 a seis hombres sin techo cada noche con el objetivo de que sea un lugar de paso para ellos hasta que normalicen sus vidas. Cada tarde los usuarios pueden disfrutar de una charla y una cena con dos voluntarios y por la mañana, de 07.00 h a 11.00 h, con la atención de una educadora social.
La historia de Mario, un ex usuarios del Proyecto Sostre
Mario es de Lisboa y llegó a la ciudad de Barcelona en 1986, con trabajo y nuevo hogar. Todo empezaba bien, pero la vida cómoda que siempre había tenido dio un giro inesperado a los pocos años. Perdió el trabajo y decidió quedarse en la ciudad y probar suerte en la hostelería, pero la inestabilidad del sector impidió que no pudiera pagar ni un piso compartido. Además, comenzó a tener problemas con el alcohol.
Después de dos años durmiendo en la Barceloneta y de estar ingresado en el hospital por intoxicación, Mario encontró la puerta abierta del Proyecto Sostre y una cama que la estaba esperando. Su paso durante un año y medio por el local solidario fue una gran rehabilitación para dejar de beber radicalmente y reconducir su vida para una mejor estabilidad y calidad.
Ahora ya son más de 300 voluntarios en Sostre que han hecho posible ayudar y normalizar la vida de 62 usuarios que dormían permanentemente en la calle, como Mario. Una luz de esperanza en la calle Pescadors que celebra 25 años de solidaridad.