Seis nuevos acólitos para servir a la Iglesia y a Dios

Seminaristas de Barcelona y Sant Feliu de Ll. dan el primer paso hacia el presbiterado en una celebración con Omella y todos los amigos y familiares

Imágenes: R. Ripoll

«La autoridad no es poder […] Este servicio que debemos ejercer con nuestra vida, debemos ejercer con sabiduría«. Acompañados de este consejo del arzobispo Omella, los seis seminaristas citados el 13 de noviembre en el Seminario Conciliar de Barcelona, ​​fueron instituidos acólitos. Los jóvenes, provenientes de las diócesis de Sant Feliu de Llobregat y Barcelona, ​​recibieron éste ministerio imprescindible para su camino hacia el sacerdocio. Fueron los siguientes seminaristas: Alberto Para, Diego Pino, Joan Mundet, Jordi Domènech, Vicenç Martí y Xavier Montané.

La celebración contó con la presencia de los familiares, los amigos, los docentes y de aquellos más cercanos que no quisieron perderse este paso hacia el sacerdocio. Un momento en que, tal y como marca el ritual, los que eran nombrados acólitos recibieron el ministerio por vía del arzobispo con una oración. Seguidamente, una vez pronunciada la homilía, los acólitos recibieron de las manos del cardenal las patenas con el pan acompañados de la siguiente petición: «para la celebración de la Eucaristía y vive de tal manera que puedas servir dignamente la mesa del Señor y de la Iglesia«.

Servir con sabiduría también es reinar

El arzobispo de Barcelona comenzó la homilía recordando que significa el Seminario: el lugar donde los seminaristas están «llamados» por el Señor. «A pesar de que hay que llevar siempre la cruz, que pesa, este servicio conduce a la liberación y la salvación», dijo. También animó a los seis seminaristas a no caer en las tentaciones del mundo, que incitan a creer que lo que más importa en esta vida es tener «poder» y «ser importante». El cardenal Omella confesó que lo que da frutos realmente es siempre «el servicio de amor»: «la autoridad no es poder. La autoridad se consigue a través del servicio, la entrega y el amor. Cuando un es coherente con la vida y llega al corazón, gana autoridad «. El arzobispo terminó el discurso público pidiendo a los jóvenes que ejerzan este servicio con «sabiduría», ya que encontrarán la joya, «el cual también es reinar».

Tras la celebración, ya instituidos los nuevos acólitos, el cardenal se acercó a saludar a los familiares y amigos que acompañaban a los nuevos ayudantes del diaconado y del Señor.

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