Recensión del libro ‘En la teva llum – En tu luz’, de David Jou y Sor Isaura
Mn. Antoni Matabosch nos ofrece una reseña sobre esta novedad editorial publicada por Viena Edicions

Foto cedida por el diario La Vanguardia
No puedo ni quiero esconder que soy un asiduo lector y admirador de la obra de ambos autores de esta preciosa obra que ahora comento. Me parece que tengo toda la obra poética de David Jou, extensa y rica, que ha gustado y ha hecho bien a mí y a otras muchas personas a las que he podido hacer llegar su poesía llena de imágenes, profundidad, religiosidad y a la vez sencillez y cotidianidad.
Hace unos años, ya comenté aquí mismo sus Cartografías de Dios. Otras obras importantes son: Las escrituras del universo; Poemas de Navidad y de Semana Santa; Dios, cosmos, caos o Cántico Espiritual. En cuanto a Sor Isaura, me dio a conocer su obra un amigo, al que agradezco profundamente el consejo, porque me ha hecho entrar en un mundo antes desconocido para mí, el de la belleza de los colores, el entretejido de imágenes del claustro del Monasterio de Pedralbes combinado con toda clase de luces, figuras y reflejos que producen un estallido de admiración, cotidianidad y, al mismo tiempo, de trascendencia. He podido disfrutar de su desprendimiento al poner dos de sus fotografías como portadas de dos libros míos, uno sobre ecología y, otro, sobre religiones. Su primera obra combinando poesía y fotografía fue Cántico de las criaturas. Fotografía creativa comentada, en la que resaltaba con creaciones fotográficas las diversas partes del célebre Cántico de San Francisco. ¡Una maravilla!
En el libro que presento, En la teva llum – En tu luz, siento una simbiosis muy grande entre poesía e imagen. Ya no es una prueba, es una obra madura. Muy acertadamente, está inspirado en el Salmo 36, versículo 10 que dice esto: «En ti está la fuente de vida y vemos la luz en tu luz». Ver la luz, para una persona, es vivir de verdad, su luz es símbolo de su benevolencia y protección, que da vida y seguridad; es decir, vivimos en quien da vida. El libro quiere iluminar con poesía e imágenes las realidades más cotidianas para ver la luz de verdad, la vida que Dios irradia y nos da. Para mí la obra es una muestra de que la vida consagrada y retirada en una clausura vivida y expresada en imágenes impactantes y la física mirada por un especialista y por un poeta que sabe encontrar huellas de infinito, se cohesionan y se complementan en la perfección hasta darnos una luz que lleva a la Luz. Sor Isaura parte de una imagen real, la mayoría del claustro y del monasterio, sobrepone diferentes reflejos e imágenes virtuales y obtiene combinaciones sorprendentes de luz y color: David Jou, en el prólogo en su libro Las escrituras del universo, dice que quiere “construir puentes y fomentar complicidades entre ciencia y humanismo es una de las urgencias de la cultura actual… Conviene que la poesía sea consciente y que combine la modestia de la ambición, que aspire a ser estímulo, que ayude a enfocar con atención, en un momento, las sorpresas sobre el mundo que nos revela la ciencia.”
La prologuista del libro, Rosa Mª Prat Balaguer, dice que el libro hace confluir “dos miradas de ópticas artísticas diferentes, fotografía, poesía y prosa, que confluyen en el arte y en la contemplación de la belleza, donde el Universo, el cosmos, el color, la luna, las estrellas, las plantas y las flores se fusionan para deleitarnos y elevarnos el espíritu a un cántico de acción de gracias a la vida y a los interrogantes y dudas que giran en el alrededor.” (p. 15). El libro está dividido en cinco apartados: fotografía, movimiento, claustro, espacio y Dios. Es bilingüe catalán/castellano de una forma peculiar porque a cada poesía le corresponde no una traducción sino una prosa poética que transmite el mismo mensaje. En total son treinta poesías y las correspondientes prosas poéticas y sesenta fotografías de Sor Isaura.
A continuación, ofrecemos una muestra de algunos poemas que contiene el libro, originalmente publicados en catalán y que aquí hemos traducido al castellano.
El primer poema comienza así…
A veces, la fotografía invita a arrodillarse,
un pétalo en el suelo, un insecto, un charco de agua,
cómo crecen y brillan y sorprenden y hablan,
mirados desde cerca, buscando su buen ángulo.
Sobre el movimiento
Ah, coger la bicicleta
¡Y salir de la ciudad!
Coches rápidos, gente espesa,
el ruido, la densidad,
y, al entrar en espacios sin ruido,
descubrimos una intimidad
donde, en lugar de estar ahogado,
el Espíritu desborda y derrama.
El claustro es motivo o trasfondo de todas las obras de sor Isaura
Este espacio renuncia al ruido del mundo,
pero no en la plenitud del mundo:
Es lo más profundo
de su luminosidad
donde el ruido externo queda filtrado
y, anulado, el caos se confunde.
En el apartado ‘espacio’
¡Luz resplandor de la Luz! ¡Tantas estrellas!
Y, formándose dentro de ellas,
los átomos que llevarán a la sorpresa la vida
y, en la vida, en la sorpresa del amor y el pensamiento.
Y, finalmente, Dios, en el poema que cierra el libro:
En la luz, Tu luz
-pero hay que buscarla.
En el sonido, Tu palabra
-pero hay que buscarla.
En el misterio, Tu presencia
-Pero hay que buscarla.