Omella en diálogo sobre la familia

El cardenal participa en las Jornadas de Pastoral Familiar de la Compañía de Jesús con preguntas y respuestas sobre el núcleo familiar

Este mes de febrero, Barcelona ha acogido las Jornadas de Pastoral Familiar de la Compañía de Jesús de España. El cardenal Juan José Omella participó, sumándose en un diálogo coloquio con el catedrático de la Universidad de Comillas, Fernando Vidal.

Más de 150 personas personas provenientes de todo el territorio español asistieron al encuentro. Muchos de ellos, parejas que acudían para escuchar y reflexionar sobre el papel de la familia cristiana en el mundo de hoy. Algunos, incluso, participaron en la charla entre el arzobispo y el catedrático, formulando preguntas que les plantea el núcleo familiar y social.

Juan Mezo, el presidente de la Fundación Casal Loyola, dio la bienvenida con una presentación del Casal y el servicio que desarrolla en el barrio del Eixample, en el corazón de la diócesis. Un centro con una dedicación continua con las personas mayores y, por otro lado, con los jóvenes. De hecho, fuera del tiempo académico se convierte en un lugar de encuentro para muchos jóvenes. Estos se reúnen y comparten el tiempo libre con iniciativas, como llevar comida a los indigentes de la zona.

Tras una breve introducción, Mezo dio paso a Fernando Vidal que, con la misma soltura que imparte las lecciones en la Universidad Pontificia de Comillas, se hizo con el micrófono y con la simpatía de los asistentes. Así, con un trato cercano, de tú a tú, presentó al Cardenal, «un hombre de diálogo y de destacada pastoral social». «Un cardenal que insiste en construir puentes con el diálogo y en la misión de la Iglesia que camina al lado de la gente», aseguraba Vidal.

¿Qué es la familia?

Con este interrogante sobre la familia, comenzó el coloquio. Entre pregunta y respuesta se reflexionó sobre el rol que debe jugar la familia hoy. Cómo hacer frente a los obstáculos que pone la actualidad? Es decir, cómo debe ser la familia y cómo debe luchar por un referente en medio la sociedad.

En este sentido, el Omella la presentó como la «célula básica de la sociedad, con la que hay que confiar y creer». «Es decir, – explicaba Omella- ser cristiano y no avergonzarse». «Hay que creer en el tesoro que tenemos que es Dios». «Y este es hace presente en el mismo amor de un hombre a una mujer, – continuaba el arquebisbe- donde se crea confianza, emoción y alegría para compartir la vida. La familia es eso». «Es lo mismo que resume la espiritualidad cristiana, la pasión por Cristo, el reto más grande que tenemos», añadió.

Educar desde el testimonio

Respecto a la educación a los hijos, el arzobispo aconsejó dar ejemplo desde
el principio y «sembrar con esperanza». «Los padres educáis más desde el testimonio que desde el sermón», dijo Omella. «A partir de ahí, se debe transmitir, también, el ideal de comunidad de Iglesia, una vida de amor entre hermanos». «Si los hijos ven como lo hacéis vosotros, ellos también lo harán. Si no, no se desespere – los animaba Omella- y sobre todo no pierda la alegría».

Como «apoyo y fuente de energía» para no dejarse vencer, se refirió a la fuerza de trabajar juntos. Es decir, «compartir y colaborar juntos para defender la familia». Citando al Papa en la Amoris Leititzia, sobre la belleza del amor matrimonial dijo: «lo que los padres dan y luego reciben». «Este es el referente que tienen que ver los hijos», dijo.

La comunidad como soporte

Hablando de retos, en medio la discusión apareció la Iglesia como apoyo en los momentos difíciles o «en los momentos de crisis familiar«. Así, se refirió uno de los asistentes, cuando preguntó sobre la ayuda que da la Iglesia cuando las situaciones se complican, como en el caso de los divorcios. Como respuesta, Omella puso el ejemplo de los equipos de matrimonios, que se reúnen periódicamente para poner en común diferentes temas que les preocupan. También, se refirió a la educación de los padres y el acompañamiento de las parroquias como herramienta para prevenir o superar estos obstáculos. Porque, «si se da ejemplo desde estos núcleos de comunidad, también llegará a la experiencia personal», dijo el cardenal.

Jóvenes hoy?

En cuanto al papel de los jóvenes, «cada vez menos presente» – exponían los presentes- un padre preguntó cómo animar a la juventud a participar de la Iglesia. El cardenal, haciendo alusión a la dificultad que planteaba, rompió la seriedad del tema con un punto cómico, asegurando que «todavía no contaba con este departamento en su centro comercial personal». Un poco de risas, para abordar seguidamente la cuestión, por la que, a pesar de la dificultad, propuso acompañar ante todo, sin presionar, poco a poco. «Luego hay que enseñarles a discernir e integrar». «En tercer lugar, ellos se deben hacer suya la misión, de manera que sean protagonistas de esta», propuso el obispo.

Tres consejos del Evangelio

El encuentro terminó con una celebración. Se añadieron otros feligreses que a menudo asisten a las celebraciones del Casal. Durante la homilía el cardenal subrayó tres aspectos clave para las familias que se podían abstraer de la Liturgia de la Palabra. De entrada, la «confianza en el Padre». «Dejarse llevar por él, sobre todo en aquellos momentos de dificultades».

En segundo lugar «la esperanza». El hecho de fiarse en el señor para entrar en la vida de la comunidad y, así, entrar en la alegría. En este sentido, subrayó el tercer aspecto sobre como «la felicidad está en seguir a Jesús». Es posible encontrar la felicidad en la pobreza o en la lucha por la paz? Sí, -asseguró Omella- porque en Él encontramos la paz. «Una contradicción que muchos no entienden o saben hasta que se dejan llevar por el camino del Señor», dijo.

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