Morir de esperanza

Sant’Egidio hace una oración conjunta en memoria de los refugiados muertos en el camino hacia Europa

Fotografías: Ramon Ripoll

“Alain, Mulela, Nadia, Youssef. Estos y muchos otros son los nombres que se han nombrado en una basílica de Just i Pastor llena. Muchas nacionalidades han sido acogidas en el templo luchando por su integración. «Morir de esperanza» es el nombre de la oración que ha recordado a los refugiados caídos por mar y tierra. Así, la iniciativa de la Comunidad de Sant’Egidio, junto a otras asociaciones que trabajan para dar un futuro a quien llega al país: Fundació Bayt-al-Thaqafa; Justícia i Pau; Caritas Diocesana; Fedelatina; Federación Filipina Kalipi; Delegació Pastoral Social i Caritativa; han recordado las 38.000 víctimas de los viajes hacia Europa, desde 1900 hasta hoy.

Corredores humanitarios

La iniciativa de los llamados «corredores humanitarios» fue impulsada por la Comunidad de Sant’Egidio. Eso supone una vía legal y segura para la llegada de los inmigrantes a Europa.  En total, 2500 personas ya han llegado a Italia y también a Francia, Bélgica y Andorra, a la espera que puedan abrirse en España.

La tragedia del mar

Las tragedias en el mar no terminan. En el último año, desde junio de 2018 hasta hoy ha habido 2389 víctimas, mientras que en el primer semestre de 2019 las víctimas en el mar son ya 904. Aunque el número de desembarcos ha disminuido, el porcentaje de muertes y personas desaparecidas ha aumentado. si en 2017, solo el Mediterráneo central, el índice de mortalidad de quienes emprendían un “viaje de la esperanza” era de 1 sobre 38, en 2018 ha sido de 1 sobre 14.

Por eso el obispo auxiliar de Barcelona, Mons. Antoni Vadell, ha invitado a escuchar el “grito de angustia de tantas personas durante sus viajes de la esperanza, a merced del mar áspero y el clima adverso, y sobre todo a merced de la crueldad de los hombres, indiferentes a su sufrimiento, a su dignidad, a su vida”. Una sociedad que ya no es capaz de cuidar de quien es más vulnerable se vuelve inhumana: “el abrazo -añadió el obispo Vadell- es el primer signo de la acogida y el interés por el otro, una manifestación del amor de Dios”.

Una vela por cada nombre

La luz de las velas iluminó cada uno de los nombres de las personas fallecidas en el mar en la oración «Morir de esperanza». Su memoria perdura en los cantos de los mismos refugiados, algunos de ellos compañeros de viaje de los fallecidos.

La Jornada Mundial del Refugiado ha instado a todo el mundo a movilizarse y a rezar por las personas que no llegaron a puerto. Por eso, Sant’Egidio quiere ayudar a no dejar caer en el olvido la esperanza y el sufrimiento de quien busca protección en Europa. También a no resignarse a las tragedias y a comprometerse por un mundo más humano y justo.

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