Mons. Vilanova visita el Centro Catalán de Solidaridad (CECAS)
El Secretariado de Marginación acompaña el obispo Javier a conocer de cerca la situación del Centro de Atención y Seguimiento de drogodependencias en la calle 'Banys Nous'

Esta semana el obispo Mons. Javier Vilanova ha visitado el Centro de Atención y Seguimiento de drogodependencias en la calle Banys Nous. Dos personas usuarias del centro de Acogida acompañaron los responsables del Secretariado de Marginación y el obispo dando un paseo por el centro.
Desde la hermosa terraza, llena de plantas, se puede ver el campanario de la iglesia del Pi. La cocina y comedor donde hacen sus cinco comidas, las habitaciones, laboratorio, amplias salas de recreo para tocar la guitarra o hacer emocionantes torneos de ping-pong. También valoran mucho los partidos de fútbol y las clases de yoga. Así, los fines de semana pueden estar con la familia y si no lo tienen, acompañados de los educadores del centro. Hacen visitas culturales, entre otros recuerdan las de este último fin de semana como el Palau de la Música o el parque Güell.
Pepe ha tenido que volver a ingresar, un año después del primer tratamiento. Tuvo muy claro que quería venir al mismo centro, «aquí me siento acompañado, como en casa». Está muy ilusionado en este segundo tratamiento. Y Manuel, ya tiene las maletas preparadas para iniciar la segunda fase de recuperación, la más larga, de unos siete meses, a la comunidad terapéutica de Can Puig, en medio de la naturaleza, en el término de Sant Cugat del Vallès.
Ayudando a personas con problemas de adicción
Cuesta mucho esfuerzo dejar atrás las adicciones, explica Ferran Solé, coordinador técnico del CECAS (Centro Catalán de Solidaridad) al obispo auxiliar de Barcelona, Javier Vilanova. Tal como dijo, «en algunos casos la persona necesita más de un tratamiento a lo largo de su vida para dejar definitivamente la adicción». «En estos casos se estudia una nueva propuesta de trabajo terapéutico que se ajuste a la nueva realidad que vive la persona». Durante los 30 años de vida, el CECAS, que nació como una iniciativa de las Cáritas de Cataluña, cuando la heroína era muy penetrante en la sociedad, ha ayudado a cientos de personas preferentemente en situación de exclusión social a salir ya iniciar una nueva vida llena de esperanza.
«La drogodependencia seguramente no es la causa del problema. Por ello, nos planteamos que ha llevado la persona a esta adicción », se refirió, Ramon Tous, vicepresidente del CECAS. «Intentamos tratarlos en todas sus dimensiones, biológica, social y también espiritual, muchos buscan a Dios porque sienten un vacío en su interior». El tipo de drogas han cambiado. Ahora, se consume más cocaína, pastillas y drogas de diseño, mezcladas con alcohol en fiestas. «En el fondo todos tienen la autoestima muy baja y son vulnerables», comenta Solé. También están atentos a las nuevas adicciones como las ludopatías que van en aumento, y que también atienden en un programa coordinado con el hospital de Bellvitge y el de Sant Pau.
Diferentes pasos en el camino
Para que una persona sea atendida en el CECAS, primero debe pasar por el CAS donde se hace una valoración por parte del equipo de atención. Es valorada por el médico y trabajadoras sociales. A partir de ahí, se decide si la atención sólo será para hacer un tratamiento de centro de día o un tratamiento residencial para reeducar los malos hábitos y coger unas pautas de relación familiar, social, terapéutica y de salud. La Comunidad Terapéutica para hombres ofrece en Barcelona en tres fases, equipos profesionales y espacios diferentes, atendiendo más de 60 personas que reciben tratamiento en el CECAS. La atención a las mujeres en Comunidad Terapéutica reciben las tres fases del tratamiento de un mismo equipo terapéutico y están situados en un único espacio del edificio de los hermanos carmelitas en Tarragona.
La segunda fase de hombres, y más larga del tratamiento, es Can Puig en la sierra de Collserola, con espacio para 30 usuarios, que ofrece un marco educativo y formativo, que les ayuda a desarrollar respuestas positivas para afrontar el futuro. Para aquellos usuarios que lo necesiten puede haber hasta una tercera fase en dos pisos de apoyo para que se incorporen a cursos de formación y el mundo laboral. «Es curioso ver cómo se valora el valor del esfuerzo en la sociedad, pero en cambio estas personas una vez rehabilitadas tienen muchas más dificultades para encontrar trabajo si explican este episodio de sus vidas», explica el coordinador técnico.
Sentirse acompañado
El gasto económico nunca es un impedimento para que las personas puedan ser atendidas a la fundación. Los programas están subvencionados por las administraciones y los patrocinadores, y agradecen el apoyo de tantos profesionales que ayudan como voluntarios. Ponen mucho énfasis en el trabajo que se hace con las familias de las personas que reciben tratamiento. Acompañar estos procesos es vital. Sentirse acompañados en este proceso es vital para el éxito de su recuperación.
Gloria Carrizosa Servitje (Secretariado de Marginación)