Mons. Vilanova i Pellisa: «Quien vive en el amor de Dios será fuente y portador de vida plena»
El obispo Javier finaliza las predicaciones cuaresmales en la Catedral de Barcelona en torno a la cita bíblica: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida».

«Enamórate del Señor porque Él está loco por ti. Él es la alegría de tu corazón, quien te ha dado la vida y nunca te abandonará». Así, con confianza y convicción, el obispo Javier Vilanova i Pellisa ha finalizado la tercera y última de las tres predicaciones cuaresmales que ha realizado este año en la Catedral de Barcelona. Tres sesiones en torno a la cita bíblica: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida».
En esa tercera predicación, el obispo auxiliar de Barcelona ha reflexionado a partir de la afirmación: «Yo soy la vida». La explicaba argumentado que «la vida nuestra está en Cristo, porque en Cristo está la vida. Dios es el creador y el motor de esa vida».
«Motor de vida»
Ante la certeza de que «nada es igualable a la persona humana en toda la creación», el obispo exhortó a «no cansarse de admirar la belleza humana». Un regalo de Dios, por el que debemos «mostrarnos agradecidos por haber recibido tanto y de forma gratuita».
Sin embargo, Mons. Vilanova lamentó cómo, a veces, «hay un rechazo de Dios, que pese a darlo todo hay que rechaza ese amor de Dios». Partiendo de ahí preguntó a los fieles: «¿Qué pasa cuando se quita a Dios de la vida?». Respondiendo al interrogante, dijo que «sin Dios no tenemos la comunidad que él nos da, ni vemos a los hermanos». «Nos hacemos nosotros «Dios» con un ego que nunca se llena,- continuaba el obispo- siempre está vacío».
Misericordia eterna
Ante esta carencia de Dios, el prelado advirtió que «se pierde el sentido de la Vida, porque estamos creados para vivir y amar».
Además, el obispo Javier recordó que a pesar de alejarse a uno de Dios la misericordia de Dios nunca se apaga, sino que es «eterna». En esta línea puso subrayar el sacramento de la reconciliación es «fuente de amor y salvación» que nos recuerda que «nunca debemos perder la esperanza porque nunca nos dejará de amar».
Vivir en el amor de Dios
Concluyendo la predicación cuaresmal, y con toda la reflexión de base, exhortó a «poner a Dios en el centro. «Escucharle en cada uno de los momentos de nuestra vida y desde la Palabra». «Él nos dará vida y uno amor incondicional -decía el obispo-. Quien vive en el amor de Dios será fuente de vida plena siendo portadores también de vida», añadió.