Mons. Aguirre: «Trabajamos para hacer crecer la dignidad de las personas»
Continúa el testimonio del obispo Aguirre des de Bangassou y explica cómo a pesar de la guerra las ganas de trabajar para prosperar no se detienen

Esta semana de agosto, Mons. Juan José Aguirre continúa acercando a los feligreses de la archidiócesis barcelonesa la realidad que vive la Iglesia de Bangassou. Nos invita a reflexionar sobre el eje de la pobreza del Plan Pastoral ¡Salgamos! , en un territorio donde el conflicto aumenta esta situación vulnerable que pide la mano de la Iglesia para ayudar a poner paz donde hay guerra.
La otra cara de la moneda
Esta vez, el obispo español nos habla sobre la otra cara de la «moneda misionera». Concretamente, la que nos muestra el trabajo por la dignidad de las personas. Este trabajo se puede hacer en la diócesis de Bangassou gracias a la Iglesia que permanece con las personas y lucha por su dignidad.
Una de las cosas que primero tuvo que hacer el obispo Aguirre cuando lo nombraron pastor de esta diócesis fue construir un orfanato. Aparte de las muchas enfermedades mortales que tanto afectan a los centroafricanos, son muchos los niños que se quedan huérfanos debido a la guerra que sufre este país.
Atención a los más vulnerables
El segundo proyecto de peso que se pudo realizar gracias a la Fundación Bangassou es la de construir y equipar un hospital para la gente que no tiene los medios ni las oportunidades para poder acceder a la sanidad. Son muchas las enfermedades que acababan convirtiéndose en mortales, solo por el hecho de no tener un hospital cerca o no poder acceder a medicamentos fácilmente asequibles en cualquier país del mundo un poco desarrollado.
Un tercer proyecto que ha iniciado la Iglesia de Bangassou es dar un espacio donde poder vivir a todas aquellas personas acusadas de brujería o de tener malos espíritus. En realidad son personas que sufren alguna mal formación, enfermedad y cualquier otra patología. A causa de la falta de formación, la población no encuentra una explicación «racional». Según el obispo Aguirre, «son muchas las personas que aún viven gracias a la intervención de la Iglesia para impedir que los mismos familiares o vecinos pusieran fin a la vida de estas personas inocentes».
Aparte de estas iniciativas, hay muchas más actividades que se llevan a cabo para que los centroafricanos de esta diócesis puedan vivir con dignidad. También, para que se reconozcan queridos y protegidos por un Dios que es Amor. «Un Dios que es amor, pero que necesita a las personas para poder llegar a dar respuesta y soluciones al sufrimiento de la gente», añade Aguirre.