«Mi casa es el mundo; mi familia, la humanidad»

El Arzobispo de Rabat, el cardenal Cristóbal López, preside la misa de la Sagrada Familia al templo de Gaudí, concelebrada por el cardenal Omella

Fotografías: Ramon Ripoll

La Fiesta Litúrgica de la Sagrada Familia llenó la basílica de Gaudí en una jornada especial para las familias, sobre todo para aquellos matrimonios que celebran sus 25 y 50 años de vida conyugal. Este año ha presidido la Eucaristía, el Arzobispo de Rabat, Marruecos, el reciente ordenado cardenal Cristóbal López. La misa fue concelebrada por el cardenal Juan José Omella y por los obispos auxiliares Mons. Antoni Vadell y Mons. Sergi Gordo.

El lema con que este año se ha celebrado esta fiesta litúrgica, «La familia, escuela y camino de santidad» quería poner de relieve que el sentido de la vida familiar es la aproximación progresiva a la santidad cotidiana. El cardenal Omella agradeció a todos su presencia, sobre todo dio gracias a los padres y madres presentes por “sostener la familia en medio de nuestro mundo porque es la célula básica de nuestra sociedad”. Durante la celebración, además, los matrimonios que celebran 25, 50 o más años de vida conyugal renovaron su promesa de amor.

Festividad de la Sagrada Familia presidida por el Arzobispo de Rabat

Dos años después de ser nombrado arzobispo de Rabat, el cardenal Cristobal López está en Barcelona para pasar estas fiestas en familia. Este día dejó al cardenal “en dos palabras: Im-presionado” aseguraba feliz de recibir la invitación de quien considera su hermano pero también su Padre y sobretodo un amigo, el cardenal Omella, la persona que lo ordenó.

Una anécdota golpeó los corazones de los presentes cuando el arzobispo de Rabat explicó que un día después de predicar, un hombre se acercó y le dijo “Padre, no nos envíe más gente de aquella”. Él contestó que no enviaba a nadie que cada cual va donde cree más conveniente para su vida. “Esto es pecado, hermanos” aseguró a todos los que estaban reunidos en el templo. “Somos o no somos hermanos? Nuestra familia es una familia cerrada o en nuestra familia cristiana caben todos?” finalizaba la anécdota formulando estas preguntas retóricas.

Primera familia: La Sagrada Familia

Las palabras del apóstol Juan son para el Arzobispo de Rabat el significado de la Navidad: «La palabra se hizo carne y habitó entre nosotros». El cardenal López mencionó las cuatro familias más importantes. Empezó con la Familia de Nazaret a la que denominamos la Sagrada Familia. “Esta, es una familia humana, con dificultades y limitaciones; una familia de perseguidos, de refugiados, migrantes; una familia de clase trabajadora, artesanal, pero que es la propuesta del modelo de amor” aseguraba el cardenal Cristobal.

Segunda familia: La Santa Trinidad

La segunda familia es para el Arzobispo de Rabat, “la Familia de Dios: Padre e Hijo unidos en el amor que es el Espíritu Santo, este amor los convierte en uno. Esta familia es llamada Trinidad”. Para el cardenal “Dios es familia, Dios es comunidad y todos formamos parte de la familia de Dios”.

Tercera familia: Nuestra propia familia

“Cada familia tiene defectos, dificultades y límites, pero aspira al hecho que la vida de cada una sea aceptada, acogida, respetada, protegida y promovida” aseguraba el cardenal Cristóbal López. “La familia en su naturaleza es la única comunidad donde la persona es apreciada y respetada por ser ella misma y no por su rendimiento” proseguía. “Solo en la familia se acepta a quién tiene problemas, quienes no aportan nada, al anciano y al niño; una comunidad que une a sus miembros con un amor incondicional”.

Cuarta familia: La familia humana

«Mi casa es el mundo; mi familia, la humanidad» esta frase acompaña al Arzobispo de Rabat desde que la leyó. “Yo nunca he cambiado de casa, porque mi casa es el mundo, solo he cambiado de habitación. Siempre estoy en familia porque cada persona es mi hermano” aseguraba en el día de la Sagrada Familia. “Belén es el cimiento de la fraternidad universal. Los cimientos no se ven pero son los que aguantan el edificio” indicaba.

El Arzobispo de Rabat acabó su homilía pidiendo a todos que: “Pongamos de nuestra parte para poder vivir en una humanidad como familia, para hacer de este mundo un lugar de hermanos, para acabar de construir una sola y unida familia que es la humanidad. Esta será la verdadera y definitiva Sagrada Familia” finalizaba.

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