Más de 1.400 jóvenes participan de la Misa de envío a la próxima JMJ de Lisboa

Participarán hasta 3.200 jóvenes de la archidiócesis de Barcelona, provenientes de más de 60 parroquias, movimientos, grupos, escuelas o universidades, de realidades diferentes

Fotografías: R. Ripoll

El pasado domingo, 9 de julio, el arzobispo de Barcelona, Card. Juan José Omella, presidió la Misa de envío a la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) que tuvo lugar en la Sagrada Familia. Más de 1.400 jóvenes participaron de esta Eucaristía que también concelebraron los obispos auxiliares, Mons. David Abadías y Mons. Javier Vilanova. Este año, la Jornada Mundial de la Juventud se celebrará en Lisboa del 1 al 6 de agosto y, de la diócesis de Barcelona, participarán hasta 3.200 jóvenes, provenientes de más de 60 parroquias, movimientos, grupos, escuelas o universidades, de realidades diferentes. Una cifra que, desde el Secretariado Diocesano de Pastoral con Jóvenes, se valora muy positivamente.

La ceremonia, de carácter festivo, estuvo muy participada por todos los grupos de jóvenes que irán a la JMJ, tanto en los cantos y las actuaciones musicales, la proclamación de las lecturas, como en la presentación de las ofrendas. En su homilía, el Card. Juan José Omella alentó a los jóvenes subrayando su importancia en la construcción de la sociedad presente y futura: «Jóvenes, el Papa os ha convocado. La Iglesia y el mundo confía en vosotros. Sois el presente de la Iglesia y tenéis que transformarla».

Sobre la JMJ

La Jornada Mundial de la Juventud es un encuentro de jóvenes de todo el mundo con el papa Francisco que pretende poner en el foco de atención el protagonismo de los jóvenes y su papel fundamental en la sociedad. Se presenta como una invitación a una generación determinada a construir un mundo más justo y solidario. A pesar de su identidad claramente católica, está abierta a cualquier que quiera, tanto a los más próximos en la Iglesia, como a los más distanciados.

Tiene lugar cada año en las diócesis, con ocasión del Domingo de Ramos, y cada dos, tres o cuatro años con carácter internacional en una ciudad elegida por el Papa, contando siempre con su presencia. Reúne millones de jóvenes para celebrar la fe y su pertenencia en la Iglesia.

En suma, pretende proporcionar a todos los participantes una experiencia de Iglesia universal, fomentando el encuentro personal con Jesucristo. Es un nuevo impulso a la fe, a la esperanza y a la caridad de toda la comunidad del país que acoge. Teniendo como protagonistas los jóvenes, la Jornada Mundial de la Juventud busca, también, promover la paz, la unión y la fraternidad entre los pueblos y las naciones de todo el mundo.

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