Los miembros de la vida consagrada de la archidiócesis de Barcelona viven el receso de Adviento
El obispo Sergi Gordo conduce el encuentro en el Seminario de Barcelona con una cincuentena de religiosos y religiosas
Este sábado 17 de diciembre ha tenido lugar el receso de Adviento con la delegación de Vida Consagrada del Arzobispado de Barcelona. Un buen número de miembros de diversas congregaciones, institutos de vida consagrada, sociedades de vida apostólica y vírgenes consagradas, se han reunido en el Seminario Conciliar para compartir juntas una mañana de retiro en la proximidad de la fiesta de Navidad.
La Delegación de Vida Consagrada de la Archidiócesis de Barcelona convoca a través de su Delegado, el P. Joan Josep Moré, dos remansos al año, uno en el Adviento y el otro en la Cuaresma. En esta ocasión, el receso de Adviento ha sido animado por Mons. Sergi Gordo, Obispo Auxiliar de Barcelona.
El encuentro comenzó con el rezo de la hora menor y siguió con la predicación del Obispo Sergi, al que dio paso el delegado Joan Josep Moré. Éste dio la bienvenida al inicio, momento en que agradeció la asistencia al obispo Sergi ya todos los presente. Se mostró satisfecho de la presencia de tantos miembros de la vida religiosa, ya que, es un ejemplo de cómo todos los miembros de la diócesis nos sumamos a esta Iglesia que camina unida y en una dirección.
«Dejarse visitar y tomar por Cristo»
En su intervención, El obispo Sergi ilustró gráficamente su exposición con el fragmento de la Boda de Caná del Retablo de la Transfiguración del Maestro Bernat Martorell que se expone en la Catedral de Barcelona. Hizo un llamamiento a contemplar el icono de la boda de Caná de la mano de la Virgen María, que se fija en quienes no tienen vino y nos pide que hagamos todo lo que Él nos diga.
Sergi Gordo propuso «dejarse visitar y tomar por Cristo que nos viene a encontrar». Citando varias veces al papa Francisco, en especial el Evangelio Gaudium, invitó a las consagradas a preguntarse en qué punto se encuentra su vida ya velar por no quedarse «sin vino», es decir, a no caer en «la acidia y el desencanto». «¿Cómo está nuestra vida realmente? ¿Resulta incolora o no sabrosa? ¿Tengo un desgaste en mi vida consagrada?», les interpelaba.
En esta recta final del Adviento, el obispo Gordo recordó que la Virgen de la O nos invita, mediante las antífonas que la liturgia de estas ferias privilegiadas nos propone a diario, a girar nuestros ojos hacia el Emmanuel , para saberlo encontrar en los acontecimientos de la vida cotidiana, probando lo bueno que es el Señor, verdadero vino de nuestras vidas.
Oración y reflexión
Las consagradas dispusieron a continuación de un tiempo de oración, reflexión y adoración del Santísimo expuesto, y finalmente el receso se cerró con la solemne y gozosa celebración de la eucaristía, que en esta ocasión fue animada musicalmente por las Misioneras Hijas de la Sagrada Familia de Nazaret.
Durante la eucaristía el Obispo recordó también la labor que realizan las consagradas en las diversas actividades y apostolados que llevan a cabo y agradeció la participación de todas en esta provechosa jornada de preparación para la Navidad.