«La voz de la Amazonía»
El primer capítulo de la Instrumentum Laboris del Sínodo de octubre invita al conocimiento cultural de los pueblos de la Amazonía

«Muchos han escrito y hablado sobre vosotros. Está bien que ahora sean ustedes mismos los que se autodefine y nos muestren su identidad. Necesitamos escucharlos». Con estas palabras, se dirigió el Papa en el discurso en el Puerto Maldonado (Perú), en enero de 2018, durante el inicio de la preparación del Sínodo especial: «Amazonía: Nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral».
Desde la escucha y la dignidad
Haciendo alusión a las palabras del Papa de aquel 19 de enero, la primera parte del documento Instrumentum Laboris de este Sínodo llama: «La voz de la Amazonía». En este sentido, esta parte invita al conocimiento cultural de los pueblos de la Amazonía, en la observación de lo que constituye su identidad y a la escucha de lo que los representa y inquieta.
Destaca, por tanto, el objetivo de volver al verdadero sentido misionero, desde el respeto y la transparencia. Tal y como expone este primer capítulo, la Iglesia quiere «diferenciarse netamente de las nuevas potencias colonizadoras, escuchando los pueblos amazónicos para poder ejercer con transparencia su rol profético». En esta línea, para prestar atención en la realidad del territorio y de sus pueblos se estructura en: la vida, el territorio, el tiempo, el diálogo, y allí donde está la iglesia con ese rostro amazónico.
Vida vs. amenaza
En cuanto a la vida, destaca la relación de los habitantes con el agua y la fauna del territorio, como fuente de sus pueblos, de sus culturas y de sus expresiones espirituales. Una vida, que nutre la naturaleza, el crecimiento y las culturas de miles de comunidades indígenas, agricultores, afrodescendientes, poblaciones que viven en el borde de ríos y ciudades.
En contrapartida, destaca la amenaza de la destrucción y la explotación de la Amazonía. «La violación sistemática de los derechos humanos fundamentales de la población amazónica», expone. Concretamente, denuncia la violación de los derechos de los pueblos originarios, como el derecho a la tierra, a la autodeterminación, a la delimitación de los territorios, a la consulta y al consentimiento previo.
Según las comunidades, que participaron en esta audiencia sinodal, la amenaza a la vida deriva de los intereses económicos y políticos de los sectores dominantes de la sociedad actual, en particular las empresas mineras. Actualmente, el cambio climático y el aumento de la intervención humana están llevando a la Amazonía a un punto de no retorno. Altas tasas de deforestación, desplazamiento forzado de la población y contaminación, poniendo en riesgo sus ecosistemas y ejerciendo presión sobre las culturas locales.
Momento para el diálogo
En cuanto al «tiempo», destaca el momento de gracia que viven los pueblos, en que «el Espíritu Santo abre nuevos caminos que se disciernen con un diálogo». Precisamente, el diálogo es culminante, en este Sínodo. Así, se trata: de conversar e intercambiar puntos de vista sobre la situación actual de la Iglesia de aquí y de allí. En esta línea, el primer apartado destaca también la importancia del diálogo al referirse a los «nuevos caminos de diálogo», «diálogo y misión», «diálogo con los pueblos amazónicos», entre otros.
«El papa Francisco plantea la necesidad de una nueva mirada que abra caminos de diálogo que ayuden a salir de la senda de la autodestrucción de la actual crisis socio-ambiental», expone el Instrumentum Laboris. Como el Papa dijo durante su discurso en el Puerto Maldonado, «el reconocimiento y el diálogo será el mejor camino para transformar las históricas relaciones marcadas por la exclusión y la discriminación». También en esta línea la Evangelii Gaudium, cuando el Papa dice: «a través de un intercambio de dones del Espíritu Santo puede llevarnos cada vez más hacia la verdad y el bien».