La Piedad Desplà se expondrá en Madrid y Londres
La Catedral de Barcelona cede la obra a la muestra antología de Bartolomé Bermenjo organizada por el Museo del Prado y el Museo Nacional de Arte de Cataluña

La Piedad Desplà, una de las obras pictóricas más importante de la Catedral de Barcelona ha iniciado una ruta internacional. Un año y unos meses después de su restauración, la pieza, que se encontraba expuesta en la Sala Capitular, se podrá apreciar en el Museo del Padro de Madrid, en el Museo Nacional de Arte de Cataluña y en el National Gallery de Londres. La Piedad Desplà, la mejor obra del siglo XV de la Península, se considera la obra maestra de Bartolomé Bermejo, uno de los artistas con más fama en su época y que luego cayó en el olvido. Es también su última pintura.
La obra de Bermejo a la Catedral
El Capítulo de la Catedral de Barcelona ha cedido la obra para la muestra antología de Bartolomé Bermenjo organizada por el Museo del Prado y el Museo Nacional de Arte de Cataluña con el apoyo de la Fundación Banco Sabadell. La muestra reúne por primera vez todas las obras conocidas de Bermejo que hay en museos y colecciones europeas. En la Catedral de Barcelona también se puede ver la última intervención artística de Bermejo, el vitral de la capilla bautismal (1495) diseñado para Bermejo y realizado por Gil Fontanet.
La exposición antológica de Bermejo consta de 48 obras procedentes de las colecciones de más de 25 prestadores. Se exhibe desde el 9 de octubre de 2018 hasta el 27 de enero de 2019 en el Museo del Prado y, con pequeñas variaciones, desde el 14 de febrero hasta el 19 de mayo de 2019 en el Museo Nacional de Arte Cataluña. Posteriormente habrá una muestra en la National Gallery de Londres. La muestra ha sido comisionada por el profesor de la Universidad de Girona Joan Molina.
Tras este periplo internacional la Piedad Desplà volverá a exponerse a su espacio original en la Catedral de Barcelona.
La Piedad Desplà, una obra a cuatro manos
La obra de Bermejo se conoce por el nombre de la arxidiaca barcelonés Lluís Desplà, que a finales de siglo XV hizo el encargo al pintor para la Catedral. La petición llegó en el momento de máximo esplendor del artista hispano y cuando ya hacía un tiempo que se había instalado en Barcelona.
La obra es un óleo sobre tabla (175 x 189 cm) que se dio por finalizada el 23 de abril de 1490. Es una Piedad considerada única por sus singularidades. En primer lugar por un fantástico paisaje de carácter expresionista y simbólico, concebido para propiciar una meditación sobre el significado del sacrificio de Cristo y su papel redentor. En segundo lugar por la presencia de san Jerónimo, donde se ve la influencia de Desplà y su carácter humanista y empapado de la cultura italiana. Una tercera particularidad es el texto all’antica grabado en la base de la pintura, testigo de la afición coleccionista de Desplà por las inscripciones antiguas. Estos detalles muestran que la obra fue concebida conjuntamente por el artista y el eclesiástico, que finalmente dio nombre a la obra.
Un final misterioso y el olvido
La Piedad Desplà también abre un misterio sobre la trayectoria de Bartolomé Bermejo. Aunque estaba en la cima de su carrera, después de este cuadro sólo se conoce una intervención en el diseño de una vidriera de la Catedral de Barcelona. ¿Qué pasó para que el mejor pintor de su generación, con encargos internacionales, casi desapareciera del paisaje artístico después de haber ejecutado su obra maestra?
Toda la documentación apunta a que Bermejo murió en Barcelona en 1501, pero no se sabe porque se detuvo su reconocida producción. Su trayectoria y un carácter complicado lleva a alimentar este misterio. Bartolomé de Cárdenas, alias el Bermejo, nació en Córdoba hacia el 1445-h. 1501). Judío converso, mantuvo una vida itinerante residiendo en ciudades como Valencia, Daroca y Zaragoza. Llega a Barcelona en 1486 después de que la Inquisición aragonesa condenara su mujer acusada de prácticas judaizantes. La Piedad Desplà es incomprensiblemente su última obra.
Pintor innovador, aplica la técnica del óleo según la manera de los flamencos pero desarrolla un lenguaje personal de signo realista y nuevas interpretaciones de todo tipo de temas e iconografías. Esta innovación culmina con la obra por la Catedral de Barcelona.
Tras su muerte, la fama desaparece rápidamente y muchas de sus obras fueron arrinconadas en sacristías y desván o, sencillamente, se perdieron. Hasta el siglo XX los especialistas y coleccionistas internacionales no se vuelven a interesarse por Bermejo. La identificación de la Piedad Desplà, es determinante para el redescubrimiento del autor. Pasó a ser reconocido como uno de los mejores pintores del siglo XV. Pero esto también dio pie a la aparición de copias y falsificaciones, aprovechando el largo silencio sobre su obra que en dificultó la catalogación completa.
La exposición antológica en la que participa la Catedral de Barcelona permite la recuperación definitiva del autor de una de las pinturas más relevantes que se conservan en la sede barcelonesa.