La JMJ catalana
Más de 500 jóvenes han vivido la Jornada Mundial de Juventud de Panamá desde Mataró
Con gran energía empezaba la JMJ a la catalana: unos días llenos de juventud. Más de 500 jóvenes venidos de diferentes puntos como Terrassa, Tortosa, Lleida y otras se han reunido en Mataró, donde han formado una misma familia: la familia de la fe. Eso sí, no ha faltado la ambientación panameña, con testigos sobrecogedores, bailes que hacían mover la cintura y músicas que te adentraban en el espíritu de Panamá.
Testigos y fiesta
Testigos intensos protagonizaron la tarde del sábado que, después de una plegaria con el obispo Sergi Gordo, los jóvenes se pudieron reunir en pequeños grupos para abrir el corazón a una jornada llena de emociones. Por otra parte, los más jóvenes pudieron hacer «El viaje de Maria«. En este, a partir de música, juegos y testigos se pudieron transportar en 5 países latinoamericanos, donde trabajaron las virtudes de Maria
Cenas compartidas con los obispos, momentos de palabras y testigos, pero también diversión asegurada. Así, la JMJ ha superado las expectativas. Después de una noche llena de energía, llegó el momento más esperado: la vela de plegaria. Para los más despiertos, el Papa Francisco llegó a la gran casa de Mataró a través de la pantalla, donde se pudieron seguir las palabras que dirigió a los jóvenes, animándolos a querer la vida, aún y las «fragilidades y pequeñeces». También, les recordó que «solo aquello que se quiere puede ser salvado«.
Un llamamiento mundial a la santidad
El domingo empezó con unos talleres que ayudaban a los jóvenes a ponerse en la piel de los santos. Juegos, graffitis o, incluso, batallas de gallos. Y es que, como dice el mismo Papa, todos tienen un llamamiento a la santidad, quién sea y de donde sea.
El repique de tambores los condujo a la Misa celebrada por el cardenal, donde concluyó la jornada. Risas y compartir con todas las otras diócesis. Unos momentos que, de bien seguro, recordarán mucho de tiempo o, al menos, hasta el 2022, donde podrán vivir la experiencia en Lisboa.