La catedral de Barcelona inicia el tiempo de Cuaresma

El rito de la imposición de la ceniza llena la sede barcelonesa de fieles

Fotografías: Ramon Ripoll

La Catedral de Barcelona ha acogido la celebración del Miércoles de Ceniza, que ha dejado la frente de los fieles marcadas con una cruz de ceniza, tal como relata la tradición. El cardenal Joan Josep Omella, arzobispo de Barcelona, ha presidido la misa de la tarde. Es el momento que marca el inicio del tiempo cuaresmal dentro del calendario litúrgico y que conmemora los cuarenta días de ayuno que Jesús vivió en el desierto.

El rito

La Iglesia llama a los fieles a la conversión y a prepararse verdaderamente para vivir los misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo durante la Semana Santa. Se trata de un periodo de abstinencia. El Miércoles de Ceniza es una fiesta de ayuno para los fieles, que durante la misa reciben la imposición de una pizca de ceniza en forma de cruz diciendo “conviértete y cree en el Evangelio“.

“Para mí, el rito del Miércoles de Ceniza me renueva y ayuda a empezar un nuevo inicio”, decía Angelica Acosta, una de las asistentes a la celebración. “¡Siempre vengo con mucha alegría!”, afirmaba la Merced Alonso.

El cardenal Joan Josep Omella hizo reflexionar a los participantes sobre la simbología del desierto. “Jesús no llevó nada en la mochila, más que la palabra de Dios: es en el silencio del desierto cuando mejor se puede escuchar la voz divina”. El arzobispo de Barcelona recomendó lo mismo que el Papa Francisco: un ayuno de televisión, móviles y críticas. También dio ánimos a los fieles: “el camino a lo largo del desierto cuaresmal se hace para llegar a la felicidad, rememorar la resurrección y encontrar la paz”.

La luna marca el día

Su celebración viene marcada por el calendario lunar, puesto que se celebra cuarenta días antes de que empiece la Semana Santa, es decir, cuarenta y seis días antes del Domingo de Pascua. Esta es la fiesta que condiciona el calendario, puesto que se celebra el primer domingo después de la primera luna llena de primavera.

La Eucaristía ha puesto el punto final a este inicio de la cuaresma, recordando la simbología de la ceniza: “pues eres polvo, y al polvo volverás” (Gn3, 19).

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