Gran bendición a la patrona de los imposibles

Los feligreses llenan la iglesia de Sant Agustí del barrio del Raval para celebrar la fiesta de Santa Rita

El 22 de mayo la Iglesia católica celebra la festividad de Santa Rita, patrona de los imposibles y de los vendedores ambulantes de rosas. La iglesia de Sant Agustí y su plaza, situadas en el Raval, se llenan cada año de feligreses que quieren celebrar y venerar las reliquias de la Santa. Tal y como manda la tradición, los fieles le llevan rosas y se guardan un pétalo para tener salud, suerte y dinero. Este año, la iglesia ha permanecido abierta todo el día, de las 7 de la mañana hasta las 9 de la noche, y ha acogido a miles de barceloneses que han llegado a hacer largas colas de espera para poder entrar a escuchar las misas.

Rita de Casia

Santa Rita nació en Roccaporenta, un pueblo cercano de Casia alrededor del 1371, donde demostró desde su infancia la piedad y el deseo de consagrarse a la vida religiosa. Sus padres, sin embargo, la casaron con quince años con un hombre del pueblo. Este era un hombre violento y machista, con quien tuvo dos hijos que resultaron tener el mismo carácter que el padre. Su marido fue asesinado, víctima de una venganza y luego sus hijos murieron a causa de la peste. Santa Rita quedó sola en el mundo, viuda y sin hijos. Supo llevar su vida con paciencia y humildad.

Fue entonces cuando resurgió su vocación religiosa y pidió el ingreso al monasterio de agustinas de Santa María Magdalena de Casia. Al principio la rechazaron porque era viuda de un marido asesinado, pero Rita imploró sus santos protectores, Juan Bautista, Agustín y Nicolás de Tolentino, y milagrosamente la introdujeron en el interior del monasterio. Las monjas, al contemplar el milagro, la acogieron para siempre.

El Papa San Juan Pablo II destaca la figura de Santa Rita por «la normalidad de su trayectoria, como esposa y madre primero, luego como viuda y, finalmente como monja agustina.»

La Santa de las rosas

Santa Rita pasó los últimos años de su vida enferma y en la cama. El último invierno la visitó una pariente suya. Rita le pidió un imposible; que fuera a buscar una rosa y unos higos en el jardín. La pariente pensó que Rita deliraba, pero cuando fue al jardín dio cuenta con sorpresa que el rosal había florecido y la higuera había dado higos. Por este otro milagro, los feligreses le llevan rosas en su recuerdo.

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