Finaliza el Encuentro Internacional por la Paz en Alemania

Un gran número de personas de diferentes confesiones participan en la iniciativa de la Comunidad de Sant'Egidio

Hombres de diferentes religiones reunidos por Sant’Egidio en Osnabrück, Alemania, han terminado tres días de encuentros y amistad con una fuerte llamada de paz: «Los creyentes deben ser más audaces para recorrer nuevos caminos. La globalización ha conseguido unir economía y mercado , pero no los corazones: hay que vivir y construir una unificación espiritual, respetando la diversidad, a través de un diálogo constante, y sin aislar a nadie».

Los participantes del encuentro –católicos junto a protestantes, imanes y rabinos, representantes del hinduismo y del budismo han hablado durante tres días en la ciudad de Münster, de cómo las religiones instrumentalizadas pueden incendiar el mundo, y como al contrario , pueden salvar devolviendo el alma, que arriesga a perder, en una globalización «que ha elegido demasiado la economía y el mercado» y no al hombre.

Mucha gente de toda Europa ha llegado a Alemania para seguir el encuentro que cada año impulsa la Comunidad de Sant’Egidio en «el Espíritu de Asís». Un movimiento de diálogo que nació después de la gran Jornada Mundial por la Paz deseada por Juan Pablo II en 1986 y que ha ido creciendo con la participación de muchos líderes religiosos y gente común, en varias partes del mundo. Una red de creyentes en diálogo que ya ha dado frutos, como el acuerdo que hace 25 años llevó a la finalización de un conflicto que había causado un millón de muertos en Mozambique. Y como ha pasado desde aquel momento hasta hoy en diferentes partes del mundo.

En esta región, Westfalia, se firmaron los acuerdos de paz que pusieron fin a la guerra de los Treinta Años, hace cuatro siglos. Para lograr la paz «hay que vencer el miedo y los prejuicios, nos lo piden los humildes y los pobres de la tierra. Lo reclaman las víctimas de la violencia sin piedad. El nuestro es un no convencido el terrorismo, que en los últimos meses ha herido demasiado tierras y ha asesinado a masa inocentes, al norte y al sur del mundo». «Nosotros, creyentes – así termina el manifiesto – podemos hacer mucho más de lo que imaginamos. Rezar, estar juntos, no podemos dejar que prevalezca la resignación». Y hoy el camino a recorrer es el de la paz.

En la ceremonia final, el fundador de la Comunidad de Sant’Egidio, Andrea Riccardi, ha invitado a «no resignarse» ante la violencia y en «no aceptar la indiferencia» ante el «dolor de los demás». Hay que ser «artesanos de paz». El arzobispo armenio católico de Alepo, Mons. Boutros Marayati, ha llevado a la plaza de Osnabruc, llena de gente, «el grito de mujeres, hombres y niños» de su ciudad, que esperan la reconciliación «una nueva vida al perdón y la reconciliación».

El manifiesto, una fuerte llamada a abrir con urgencia nuevos «Caminos de paz», ha sido firmado por los líderes religiosos y entregado a un grupo de niños de todos los continentes, que en una conmovedora procesión la han confiado a los representantes de la política y de las instituciones presentes: «El mundo tiene necesidad de paz como de pan», -se lee en el manifiesto- «La globalización ha conseguido unir economía pero no los corazones». Para las religiones ha llegado el momento de ser «más audaces», mirar más allá de los propios horizontes, y de invitar a quien hace la guerra a detenerse y tener piedad de quien sufre. Los «peregrinos de paz» de las diferentes religiones han prometido extender su red para prevenir los conflictos e involucrar muchos en el compromiso del diálogo y el encuentro. Y ya se ha puesto en el calendario la nueva cita: Bolonia, invitados por el arzobispo Mons. Matteo Zuppi, para la próxima edición del Encuentro por la Paz según «el Espíritu de Asís».

Fuente: Departamento de Prensa de la Comunidad de Sant’Egidio

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