El cardenal Omella ordena tres nuevos diáconos, camino del sacerdocio
El arzobispo de Barcelona insta a Jaime Moyá, Fernando Gilabert e Íñigo de Alfonso a vivir el diaconado con entrega y humildad
Fotografías: Catedral de Barcelona (Guillem F. Gel.)
Coincidiendo con la fiesta de San José, este 19 de marzo, la Catedral de Barcelona ha acogido la ordenación diaconal de Jaime Moyá, Fernando Gilabert y Íñigo de Alfonso. El cardenal Joan Josep Omella que presidió la celebración, aprovechó la ocasión para felicitar a todos los Josés y Josefas, y dio la enhorabuena a los tres nuevos diáconos, instándoles a actuar como humildes servidores de Dios y la comunidad.
Superar la meta con humildad
«Enhorabuena por vuestra valentía por haber decidido seguir al Señor». Así felicitó al Cardenal a los tres candidatos, en este nuevo paso hacia el sacerdocio. Un nuevo paso dado con decisión después de «un discernimiento y resistencias internas y externas que a veces se han presentado en su camino», dijo el Cardenal.
Ante esta «meta superada», el cardenal les recordó no olvidar nunca la actitud de humildad y servicio. En este sentido, les alentó a actuar como servidores, dejando a un lado la «tendencia a escalar» y el «carrerismo», dijo Omella citando al Santo Padre. Así les exhortó a ser seguidora del Pueblo de Dios, «no dueños ni párrocos». «Somos enviados para evangelizar, hermosa misión, y la única forma es con caridad y comunión. Amando al pueblo de Dios y este mundo», declaró el Cardenal.
Como hoja de ruta para realizar bien este nuevo servicio del diaconado, les animó, por un lado, a vivirlo con «disponibilidad y entrega» a los hermanos. En segundo lugar, a ser «mansos», ejerciendo una humildad vivida con la ayuda del Señor. Junto a estos dos aspectos, subrayó la oración, necesaria para mantener la relación con Dios y ser servidores de la comunidad.
Ordenación diaconal, revestimiento e inicio
En el rito de la ordenación diaconal, tuvo lugar el esperado momento, con la oración de ordenación por parte del Cardenal y la imposición de manos en la cabeza de los candidatos para ordenarles diáconos. Después, una vez revestidos con la estola y la dalmática, Omella les entregó el libro de los ministerios como signo del oficio diaconal, para proclamar el Evangelio en las celebraciones litúrgicas y los abrazó para sellar la aceptación de los nuevos diáconos como colaboradores suyos.
Una vez hecha la liturgia de la Eucaristía y el rito de la comunión, se dio paso al rito conclusivo. Por último, los nuevos ordenados recibieron el calor de los presentes en la Catedral que les felicitaron por este nuevo escalón camino hacia el sacerdocio.
Ilusión en este nuevo camino
«La ordenación es una gran alegría que nos da fuerza e ilusión para servir a Cristo, a través de su Iglesia, – declara Mn. Íñigo de Alfonso, uno de los nuevos diáconos ordenados- . Nos llena de esperanza para entregarnos y ayudar a nuestras comunidades». Destaca como que sea el día de San José, patrón del Seminario, aporta un matiz especial a la celebración, puesto que «ha sido y es nuestro modelo en el ministerio que empezamos», expone. Ahora, ya como diácono, Íñigo se muestra «ilusionado por conocer más a Diócesis y los compañeros de presbiterio, para así hacer camino desde el servicio caminando todos juntos como el Santo Padre nos pide en este Sínodo», añade.